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El Tio Petros y la Conjetura de Goldbach - Apostolos Doxiadis

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con soberbia resistencia, el peso de la trama. Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho, da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el
orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y
perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus
motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como
eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con
soberbia resistencia, el peso de la trama.
Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son
fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho,
da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

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<strong>El</strong> Tío <strong>Petros</strong> y <strong>la</strong> <strong>Conjetura</strong> <strong>de</strong> <strong>Goldbach</strong><br />

Apóstolos <strong>Doxiadis</strong><br />

creado. Tomé el libro que estaba arriba <strong>de</strong> todo en <strong>la</strong> pi<strong>la</strong> más cercana <strong>de</strong>l pasillo y<br />

lo hojeé con rapi<strong>de</strong>z. Por <strong>de</strong>sgracia estaba en alemán, un idioma con el que no me<br />

encontraba, ni me encuentro, familiarizado. Para colmo, <strong>la</strong> mayor parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

páginas estaban p<strong>la</strong>gadas <strong>de</strong> misteriosos símbolos que jamás había visto: , , y<br />

. Entre ellos distinguí algunos más inteligibles, como +, =, y , interca<strong>la</strong>dos con<br />

números y letras <strong>la</strong>tinas y griegas. Mi mente racional superó <strong>la</strong>s fantasías<br />

cabalísticas: ¡eran libros <strong>de</strong> matemáticas!<br />

Aquel día me marché <strong>de</strong> Ekali totalmente abstraído en mi <strong>de</strong>scubrimiento,<br />

indiferente a <strong>la</strong> regañina que me dio mi padre en el camino <strong>de</strong> regreso a Atenas y a<br />

sus hipócritas reprimendas por mi supuesto comportamiento grosero con mi tío y<br />

mis preguntas <strong>de</strong> curioso metomentodo. ¡Como si lo que le preocupara fuera mi<br />

pequeña infracción <strong>de</strong>l savoir-vivre!<br />

En los meses siguientes, mi curiosidad por <strong>la</strong> cara oscura y <strong>de</strong>sconocida <strong>de</strong>l tío<br />

<strong>Petros</strong> fue aumentando <strong>de</strong> manera progresiva hasta rayar en <strong>la</strong> obsesión. Recuerdo<br />

que en horas <strong>de</strong> c<strong>la</strong>se dibujaba compulsivamente en mis cua<strong>de</strong>rnos garabatos que<br />

mezc<strong>la</strong>ban los símbolos matemáticos con los <strong>de</strong>l ajedrez. Matemáticas y ajedrez: en<br />

una <strong>de</strong> esas disciplinas estaba <strong>la</strong> solución al misterio que ro<strong>de</strong>aba a mi tío, pero<br />

ninguna <strong>de</strong> <strong>la</strong>s dos ofrecía una explicación <strong>de</strong>l todo satisfactoria, pues no casaban<br />

con <strong>la</strong> actitud <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa <strong>de</strong> sus hermanos. Sin duda, esos campos <strong>de</strong> interés (¿o se<br />

trataba <strong>de</strong> algo más que interés?), no eran censurables por sí mismos. Lo mirara<br />

como lo mirase, ser un jugador <strong>de</strong> ajedrez con el nivel <strong>de</strong> un gran maestro, o un<br />

matemático que había <strong>de</strong>vorado centenares <strong>de</strong> impresionantes libros, no lo<br />

c<strong>la</strong>sificaban automáticamente como uno <strong>de</strong> los fiascos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida.<br />

Necesitaba <strong>de</strong>scubrir <strong>la</strong> verdad, y para conseguirlo llevaba un tiempo urdiendo un<br />

p<strong>la</strong>n <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s aventuras <strong>de</strong> mis héroes literarios favoritos, un proyecto digno<br />

<strong>de</strong> los Siete Secretos <strong>de</strong> Enyd Blyton, o su alma geme<strong>la</strong> griega, “el heroico Niño<br />

Fantasma” P<strong>la</strong>nifiqué hasta el ultimo <strong>de</strong>talle una incursión en casa <strong>de</strong> mi tío durante<br />

una <strong>de</strong> sus expediciones a <strong>la</strong> institución fi<strong>la</strong>ntrópica o al club <strong>de</strong> ajedrez, con el fin<br />

<strong>de</strong> encontrar pruebas palpables <strong>de</strong> sus supuestas faltas.<br />

Quiso <strong>la</strong> suerte, sin embargo, que no me viese obligado a cometer un <strong>de</strong>lito para<br />

satisfacer mi curiosidad. En mi caso, Mahoma no tuvo que ir a <strong>la</strong> montaña, pues<br />

Co<strong>la</strong>boración <strong>de</strong> José Luis Tabara Carbajo 9 Preparado por Patricio Barros<br />

Antonio Bravo

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