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El Tio Petros y la Conjetura de Goldbach - Apostolos Doxiadis

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con soberbia resistencia, el peso de la trama. Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho, da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el
orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y
perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus
motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como
eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con
soberbia resistencia, el peso de la trama.
Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son
fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho,
da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

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<strong>El</strong> Tío <strong>Petros</strong> y <strong>la</strong> <strong>Conjetura</strong> <strong>de</strong> <strong>Goldbach</strong><br />

Apóstolos <strong>Doxiadis</strong><br />

— ¡Excelente! Es precisamente esa certeza <strong>la</strong> que reavivó mi optimismo. Después<br />

<strong>de</strong> recuperarme <strong>de</strong> mi primera <strong>de</strong>cepción, una mañana me levanté y me dije: ¡Qué<br />

<strong>de</strong>monios! ¡La prueba sigue ahí, en alguna parte!<br />

— ¿Y entonces?<br />

—Entonces, jovencito, puesto que <strong>la</strong> prueba existía, no me quedaba más remedio<br />

que encontrar<strong>la</strong>.<br />

Ese razonamiento me <strong>de</strong>sconcertó.<br />

—No entiendo cómo es posible que esa certeza te conso<strong>la</strong>ra, tío <strong>Petros</strong>. <strong>El</strong> hecho <strong>de</strong><br />

que existiera una prueba no significaba que tú fueras capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir<strong>la</strong>.<br />

Me fulminó con <strong>la</strong> mirada por no ver lo evi<strong>de</strong>nte.<br />

— ¿Acaso había en todo el mundo una persona mejor preparada para hacerlo que<br />

yo, <strong>Petros</strong> Papachristos?<br />

Estaba c<strong>la</strong>ro que se trataba <strong>de</strong> una pregunta retórica, <strong>de</strong> modo que no me molesté<br />

en contestar<strong>la</strong>.<br />

<strong>El</strong> <strong>Petros</strong> Papachristos a quien se refería era un hombre diferente <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>sto y<br />

reservado anciano a quien yo conocía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> infancia.<br />

Por supuesto, había tardado algún tiempo en recuperarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> leer <strong>la</strong> carta<br />

<strong>de</strong> Hardy y sus <strong>de</strong>smoralizadoras noticias. Pero se recuperó. Se armó <strong>de</strong> valor y,<br />

con renovado optimismo gracias a <strong>la</strong> creencia <strong>de</strong> . <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> prueba en<br />

algún lugar, reanudó su cruzada, ahora convertido en un hombre ligeramente<br />

distinto. Su infortunio, al reve<strong>la</strong>r un elemento <strong>de</strong> vanidad en su búsqueda maníaca,<br />

le había proporcionado cierto grado <strong>de</strong> paz interior, <strong>la</strong> sensación <strong>de</strong> que <strong>la</strong> vida<br />

continuaba al margen <strong>de</strong> lo que ocurriera con <strong>la</strong> conjetura <strong>de</strong> <strong>Goldbach</strong>. Su p<strong>la</strong>n <strong>de</strong><br />

trabajo se volvió algo más <strong>la</strong>xo y los interludios <strong>de</strong>dicados al ajedrez también<br />

ayudaron a que su mente se tranquilizara a pesar <strong>de</strong> los esfuerzos constantes.<br />

Por otra parte, el paso al método algebraico, que ya había <strong>de</strong>cidido en Innsbruck, le<br />

hizo sentir una vez más el entusiasmo <strong>de</strong> un nuevo comienzo, <strong>la</strong> emoción <strong>de</strong><br />

penetrar en territorio virgen.<br />

Durante cien años, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> publicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> monografía <strong>de</strong> Riemann a mediados<br />

<strong>de</strong>l siglo xix, el enfoque dominante en teoría <strong>de</strong> números había sido analítico. Al<br />

<strong>de</strong>cidir recurrir al antiguo enfoque elemental, mi tío se puso a <strong>la</strong> vanguardia <strong>de</strong> una<br />

importante regresión, si se me permite <strong>la</strong> paradoja. Los historiadores <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

Co<strong>la</strong>boración <strong>de</strong> José Luis Tabara Carbajo 76 Preparado por Patricio Barros<br />

Antonio Bravo

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