Mujeres reconstruyendo mujeres. La utopía en el barrio, capítulo 7

Utopía en el barrio 223
Uno de los médicos o enfermeras informaba a los presentes de
los programas de la Unidad y de los objetivos de la consulta y de la
necesidad de formar un comité de salud; después de responder a
las preguntas e inquietudes de los vecinos, se procedía a elegir a
los integrantes del comité. Los vecinos al seleccionar buscaban que
las características personales de los elegidos correspondieran con
las funciones a desempeñar; en casi todos los casos los vecinos
aprovechaban la visita del equipo de salud para plantear los problemas
que la vecindad tenía con la organización. Después de la
elección los médicos se separaban y comenzaban a aplicar un
cuestionario de morbilidad a cada madre de familia; como la
consulta era colectiva, cuando a una madre se le olvidaba un detalle
sus vecinas la ayudaban a contestar; era interesante observar que
cuando una familia no se encontraba en la vecindad, sus vecinas
informaban detalladamente de las enfermedades que padecían los
ausentes, lo que indicaba que se consultaban mutuamente cuando
enfermaban.
La consulta colectiva transcurría de manera amable entre las
charlas de los vecinos, las bromas y los albures, el cuidado de los
niños más pequeños y el transcurso de la vida cotidiana.
Como el personal de salud participaba en los trabajos de autoconstrucción,
existía gran familiaridad con los vecinos; además, por
la extracción de clase de los médicos, similar a la de los vecinos, la
comunicación era muy profunda. Los vecinos con enfermedades
crónicas solicitaban se les programara consultas en la unidad y
pedían información de su estado de salud.
En los días siguientes a las consultas colectivas, la consulta
espontánea aumentaba desproporcionadamente en la clínica, lo
que generaba un cuello de botella; como casi todo el personal de
salud estaba trabajando en el campo, a quien se quedaba de guardia
en la unidad se el cargaba el trabajo.
A pesar de la familiaridad lograda, en algunas vecindades se
ocultaba la existencia de fauna nociva o de otros problemas higiénicos
que podían perjudicar la imagen de la vecindad.
En los casos de las vecindades más avanzadas, no sólo se elegía
al comité, también se detectaban problemas como la contaminación
de los tinacos y se programaban acciones de limpieza, en las
que sin falta participaban con trabajo directo los médicos y enfermeras.