Mujeres reconstruyendo mujeres. La utopía en el barrio, capítulo 7

228 Mario O rtega
de información. Ese frankestein se construyó con el hígado más
arriba que el baso. Eso dio la pauta para conocer qué sabían del
cuerpo humano y qué tanto conocían de su organismo; después se
les dio el conocimiento teórico necesario para ubicar exactamente
los órganos, la relación entre ellos y su función; los problemas más
frecuentes de enfermedad, las formas de tratamiento y las formas
de prevención.
De esa manera se organizó el curso; los temas se incorporaron
por medio de un rescate primario de lo que el grupo conocía del
organismo, de cómo diagnosticar y de cómo diferenciar una enfermedad
de otra; primero se rescataba lo que el grupo sabía y después
se le daba la información médica.
La canalización dirigida fue muy eficaz; cuando era necesario
enviar a un vecino al hospital, un miembro del equipo lo acompañaba,
se entrevistaba con los médicos que lo atenderían y con el
director de la unidad, para solicitar que la atención fuera fluida,
económica y de calidad:
Ibamos con la persona y abríamos las puertas para evitar el
burocratismo; acudíamos con compañeros, con conocidos que estaban
en algún puesto en el Hospital de la Mujer, en el ISSSTE, en
el Seguro o en Salubridad, en laboratorios o instituciones privadas;
así canalizábamos al paciente, pero no solamente lo dejábamos a
las puertas del hospital, seguíamos su evolución posterior.
Especialmente en el caso de los frecuentes accidentes ocurridos
en la construcción se recurrió, por medio de comisiones del
equipo de salud, a especialistas particulares o a instituciones de
muy alta calidad para solicitar sus servicios, y se obtuvo así atención
gratuita para los compañeros.
A fines de septiembre de 1987, cuando Campamentos unidos
atravesaba por la crisis de financiamiento, se dejaron de pagar las
becas; ello provocó la inquietud especialmente en uno de los
miembros del equipo de salud quien, contraviniendo la norma
preestablecida, dependía de la beca para su subsistencia. La inconformidad
del compañero se extendió entre los demás profesionales
de la salud, quienes también sufrían los embates de la creciente
crisis en sus economías familiares.
Esta situación, se generó aunada al desgaste de los médicos por
su participación en la construcción; al abandono de su vida cotidiana
por lo prolongado de las jornadas, y a la presión de los vecinos