27.04.2019 Views

Conversaciones con Fellini- Giovanni Grazzini

El creador de La Dolce Vita en estado puro. Un diálogo íntimo con el genial director sobre política, terrorismo, sexo, el amor y las mujeres. Un Federico Fellini auténtico. En estas conversaciones con Giovanni Grazzini, uno de los más renombrados críticos cinematográficos de Italia, el director de Amarcord nos desvela sus secretos más privados y recónditos. Directo y sincero, en este libro Fellini no sólo nos brinda sus pareceres sobre el séptimo arte sino que, además, nos acerca a sus opiniones sobre el paso del tiempo, su manera de comprender el mundo y, sobre todo, nos desvela a un ser humano original y auténtico, capaz de opinar sobre los temas más diversos y actuales, lo que lo confirma como una de las figuras emblemáticas de nuestro tiempo. Fellini nació en Rimini en 1920 y fue en sus orígenes dibujante y colaborador de varias revistas italianas. Entró en el mundo del cine de la mano de Rossellini, como escenógrafo en Roma cittá aperta, y a partir de ese momento pasó a dirigir películas que el público y la crítica mundial han aclamado unánimemente. Falleció en Italia en 1993.

El creador de La Dolce Vita en estado puro. Un diálogo íntimo con el genial director sobre
política, terrorismo, sexo, el amor y las mujeres. Un Federico Fellini auténtico. En estas
conversaciones con Giovanni Grazzini, uno de los más renombrados críticos
cinematográficos de Italia, el director de Amarcord nos desvela sus secretos más privados
y recónditos. Directo y sincero, en este libro Fellini no sólo nos brinda sus pareceres sobre
el séptimo arte sino que, además, nos acerca a sus opiniones sobre el paso del tiempo, su
manera de comprender el mundo y, sobre todo, nos desvela a un ser humano original y
auténtico, capaz de opinar sobre los temas más diversos y actuales, lo que lo confirma
como una de las figuras emblemáticas de nuestro tiempo. Fellini nació en Rimini en 1920 y
fue en sus orígenes dibujante y colaborador de varias revistas italianas. Entró en el mundo
del cine de la mano de Rossellini, como escenógrafo en Roma cittá aperta, y a partir de
ese momento pasó a dirigir películas que el público y la crítica mundial han aclamado
unánimemente. Falleció en Italia en 1993.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Pasaste los sesenta. ¿Te molesta envejecer?<br />

—¡Bueno!, tengo 64 años. Me lo repito a menudo, para <strong>con</strong>vencerme, y después me quedo a la<br />

escucha y <strong>con</strong> la oreja pegada, para captar lo que cambió, lo que se enmoheció, lo que se malogró; en<br />

una palabra, qué siente y qué piensa un tipo de 64 años. En los primeros tiempos, cuando estaba en<br />

Roma, vivía en una pensión y mi vecino de cuarto era un empleado romano, que pisaba la cuarentena<br />

y se preocupaba muchísimo por aparentar ser más, joven. Se pasaba la vida en la peluquería, <strong>con</strong><br />

compresas y máscaras faciales, el domingo se quedaba todo el día en la cama y por la noche dormía<br />

<strong>con</strong> dos fetas de carne cruda, una en cada mejilla, sujetas <strong>con</strong> dos elásticos. Por la mañana, lo veía<br />

muchas veces salir de su habitación, en bata, cerrar la puerta tras él, permanecer inmóvil durante<br />

unos minutos <strong>con</strong> la mano apoyada en el picaporte y abrirla después, de golpe, zambullendo su<br />

cabeza adentro. Movido por la curiosidad, una mañana le pregunté por qué hacía eso. Al parecer no<br />

quería responderme pero, finalmente, enfrentando mi mirada <strong>con</strong> decisión, <strong>con</strong>testó que al meter la<br />

cabeza dentro del cuarto después de haber mantenido cerrada la puerta durante un tiempo, podía<br />

sentir si había olor a viejo. Y entornando la puerta <strong>con</strong> lentitud me invitó a hacer la prueba: «Olfatea,<br />

¿sientes olor a viejo?».<br />

Desde hace algún tiempo, cada vez que salgo de mi dormitorio recuerdo a este hombre y también<br />

yo probé un par de veces, abriendo de golpe la puerta de la habitación de la que acababa de salir y<br />

olfateando el aire mientras el corazón me latía <strong>con</strong> fuerza.<br />

Simone de Beauvoir dice que «la vejez te atrapa de improviso». Es muy cierto. Hasta hace unos<br />

días yo era siempre el más joven en cualquier grupo, en cualquier comitiva, en cualquier mesa de<br />

amigos. ¿Qué diablos pasó que al cabo de pocas horas, un día o una semana digamos, pasé de pronto<br />

a ser el más viejo? Y sin embargo no me parece que haya cambiado en nada. Tal vez sufro un poco de<br />

insomnio, o la memoria me juega alguna mala pasada, o estoy menos dispuesto para las orgías y la<br />

juerga y cancelo a las cinco de la tarde lo que había programado por la mañana…<br />

Si como director tuviera que pedirle a un actor que representara el papel de un hombre de sesenta<br />

y cuatro años, le a<strong>con</strong>sejaría que caminara un poco encorvado, que carraspeara cada tanto, que<br />

entrecerrara los ojos para mirar y que se llevara al oído la mano temblorosa como hacíamos Flaiano<br />

y yo hace unos treinta años, cuando nos divertíamos haciendo payasadas y fingiendo que éramos<br />

viejísimos y nos habían internado en un asilo, y Flaiano, mientras arrastraba los pies llamaba:<br />

«¡Hermana!, ¡me hice caca encima!». Yo hacía el papel de una religiosa alemana, iracunda, que<br />

llegaba <strong>con</strong> un balde de agua y un escobillón y lo lavaba como si fuese un elefantito sucio, y después<br />

venía la escena de dos viejecitos en un paseo público que miraban a las muchachas y se babeaban de<br />

gozo, pero sin recordar ya qué se podía hacer <strong>con</strong> las muchachas. Pinelli, que nos observaba, reía<br />

pero no demasiado porque era algo más viejo que nosotros [1] .<br />

Pero ¿por qué empezamos <strong>con</strong> esta pregunta?<br />

—En esta colección ya aparecieron reportajes a políticos, escritores, filósofos y científicos.<br />

Tú eres el primer cineasta, ¿cómo te sientes en compañía de todos ellos?<br />

Un poco fuera de lugar. Incrédulo, poco <strong>con</strong>vencido, inclusive a riesgo de parecer un hipócrita<br />

que se hace el modesto. No me parece haber cambiado mucho desde que a los diecisiete años vivía<br />

lleno de una curiosidad participativa pero irresponsable; postergué siempre para el día siguiente

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!