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Revista Pesca enero 2021

Esta edicion de la revista Pesca presenta las ofertas electorales para la pesqueria de los partidos en contienda por la presidencia del Peru

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anchoveta, jurel o caballa, para la mayoría de casos cuyos

permisos de pesca así lo indiquen.

Como no hay mucho interés por la captura de atún se ha

establecido un procedimiento de fletamiento de la cuota,

es decir que alquilamos una parte o toda nuestra cuota,

mediante DS 009-2016-PRODUCE. Se aprobó la modalidad

de fletamento de la capacidad de bodega para la

extracción de atún, a efectos que los armadores con permisos

de pesca para la explotación de atún puedan fletar

o arrendar dicha capacidad a operadores extranjeros

dentro del ámbito de la CIAT; pero a la fecha no ha sido

ejecutado este dispositivo ante la falta de solicitudes de

sus armadores.

JUREL

Casi el mismo escenario se aplica al jurel, tanto dentro

del dominio marítimo como en alta mar, en la zona

OROP.

El Perú no realiza esfuerzo pesquero con embarcaciones

de bandera nacional en el territorio de la OROP, sino que

ha venido arrendando su cuota.

En 2016 PRODUCE estableció un marco de lineamientos

para asignar la cuota de captura del jurel de altamar,

asignada por la OROP P-S, de manera supletoria o complementaria

a la flota nacional. Lo que significa que se

arrienda la cuota al mejor postor extranjero.

En 2017 y 2019 se modificaron dichos lineamientos, a fin

de que Perú pueda aprovechar su cuota de jurel en altamar

dentro de su jurisdicción, en la medida que luego de

varios años no hubo esfuerzo pesquero peruano en el

área descrita.

No se conoce el destino de los desembarques en territorio

nacional. Podrían haber alimentado el mercado nacional

o haberse exportado. El volumen arrendado no ha

significado un aporte a la seguridad alimentaria nacional

puesto que fueron destinados a mercados extranjeros.

Los resultados obtenidos en cuanto a cuota de jurel y

atún, no evidencian ser de cantidades significativas o

importantes en el contexto de la cuota global, por lo cual

resulta poco probable que alguien quisiera importar embarcaciones

usadas para la captura de estos recursos.

Entonces….

El país es un testigo lejano de las capturas de especies

transzonales y altamente migratorias. Se requiere de una

estrategia que permita el desarrollo sostenido de una

pesquería de esta naturaleza orientada principalmente al

consumo humano directo. Esta estrategia deberá considerar,

entre otros aspectos, lo relacionado con una flota

que cuente con la autonomía suficiente que permita capturas

importantes y sostenidas en el mar peruano y más

allá, cuando esta especie se encuentre fuera de las 200

millas. Asimismo, las largas jornadas de pesca exigen

sistemas de congelación adecuados que permitan una

conservación óptima del producto de la pesca o de los

que se procese como producto de la pesca.

Es adecuado entonces promocionar la creación de una

flota de altura para atún y jurel, pero ¿y la pota?

A lo largo de los últimos 15 años el Perú no ha dispuesto

de una flota de altura para la captura de túnidos ni de

jurel. Luego de la desaparición de FLOPESCA, los últimos

barcos congeladores que operaron en el país fueron el K-

Inca, el Cóndor Andino, el Bjornoy y el Canchis, así como

el Ana María y el Isabel. La presencia de estos barcos,

dedicados a la merluza y el jurel, fue duramente combatida

por pobladores, pescadores, así como algunos industriales

de Paita y terminaron por desaparecer. Los

problemas y desórdenes que causaron parecen haber

sido olvidados, o son desconocidos por quienes hoy pretenden

volver a introducir barcos congeladores en el

país.

Queda entonces la pota como recurso objetivo de las

embarcaciones usadas que se pretende importar.

El problema es que hasta ahora solo la flota artesanal

realiza capturas de pota y ha creado un mercado laboral

para mucha gente que se dedica a la actividad y comercializa

el producto dentro del mercado nacional, bien sea

a las plantas transformadoras o al mercado interno directamente.

Si la industria accediese a sus capturas con embarcaciones

modernas, aunque usadas, es probable que mejore

su eficiencia y su rentabilidad empresarial; pero a costa

de la desaparición de gran cantidad de embarcaciones

de menor escala y artesanales que ya no dispondrían de

un mercado para sus capturas.

La libertad de mercado, en este caso, dejaría desprotegida

a una importante población que vive de esta actividad,

por lo cual si el Ministerio modifica normas para

“modernizar” la flota sacrificando a los más pequeños,

sería socialmente indebido.

Hay una evaluación y una decisión política que tomar

entre los intereses de algunas empresas, los de los pescadores

artesanales y entender que al final, más allá de

la norma y la política, la realidad impone su propio paisaje.

Y esta realidad, correcta o no, muestra un rechazo

total de la comunidad pesquera no industrial hacia los

barcos factoría congeladores, sean arrastreros, palangre-

Revista Pesca Suplemento enero 2021 27

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