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Republica Dominicana: Identidad y Herencias Etnoculturales Indigenas

por J. Jesus Maria Serna Moreno

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República <strong>Dominicana</strong>. <strong>Identidad</strong> y herencias etnoculturales indígenas 55<br />

habitantes. 56 Estos datos nos indican, primero, que la baja demográfica<br />

debe haber sido uno de los factores que neutralizaron el conflicto en<br />

torno a las tierras; siempre hubo espacios suficientes para compensar los<br />

reclamos de unos y otros. Lo cual podría explicar también por qué no<br />

se llegó a lo que Quintero llama el desarrollo de «una cultura antagónica<br />

a la de la clase terrateniente hacendada», lo cual permitió «la incorporación<br />

o aceptación de muchos de sus elementos culturales en la cultura<br />

dominante». 57 Es decir, que importantes contradicciones que existían<br />

dentro de la formación social campesina simplemente no afloraron como<br />

para evitar el surgimiento de una cultura, e incluso de unas identidades<br />

sociales compartidas. En segundo lugar, la dinámica de las identidades se<br />

dio en el interior de grupos demográficamente pequeños. Es dentro de<br />

este contexto que podemos sostener que durante los siglos x v i al xviii se<br />

produce un proceso histórico de transfiguración etnocultural mediante<br />

el cual se constituye una cultura campesina criolla. Cultura e identidades<br />

compartidas, toda vez que las contradicciones de esa formación social<br />

campesina no afloraron como para evitar su surgimiento. Se conservaron<br />

de alguna manera los vasos comunicantes entre sectores campesinos con<br />

diferencias de clase.<br />

La pequeña agricultura fue el sector de actividad más característica de<br />

la cultura mestiza. La técnica de quema y roza aborigen, el uso de la coa<br />

como herramienta básica, los productos primarios (yuca, batata, yautía,<br />

maíz, algodón y tabaco) delatan sus orígenes ancestrales. 58 Los cultivos<br />

nuevos nunca desplazaron a los antiguos, se incorporaron y enriquecieron<br />

el modo agrícola. Más que el número de elementos característicos,<br />

el modo mestizo era una idiosincrasia, una forma de valorar el espacio<br />

y la naturaleza. Esa valoración se conserva en los vocablos indígenas<br />

56<br />

López Cantos, «Emigración Canaria a Puerto Rico en el Siglo XVIII», VI<br />

Coloquio de Historia Canario-Americana, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1984,<br />

p. 100; Padilla, ob. cit., 1985.<br />

57<br />

Quintero, «Historia de unas clases sin historia», Cuadernos CEREP, Río Piedras,<br />

Puerto Rico, 1983, p. 27.<br />

58<br />

En el trabajo de Pedro L. San Miguel, citado arriba, se dan datos que reiteran la<br />

aparición de cultivos como el tabaco, el cacao, la yuca, etcétera. Y para el Cibao, llega<br />

a sostener que: «...en esta regiçon de Santo Domingo surgió un campesinado que a<br />

partir del siglo xviii vino a estar fuertemente identificado con el cultivo del tabaco»,<br />

P. L. San Miguel, El pasado..., p. 53.

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