aproximación antropológica a el criticón, de gracián - Revista ...

RAMÓN NATAL MARTÍNEZ Y DOMINGO NATAL ÁLVAREZ, OSA
su memoria, pero que se sumerge en el río del olvido, Leteo. Ya Paracelso
había visto la Naturaleza como «suma de libros escritos por
Dios» y que su lectura hace personas. Como dicen los versos de Borges
recogidos por U. Eco para construir su obra El nombre de la rosa:
«Yo, que me figuraba el Paraíso/ Bajo la especie de una Biblioteca.»
Así el C., en el peregrinaje vital y geográfico de sus protagonistas y
su andar por la vida y por el mundo, «expresa la alegoría del hombre
mismo», es como una «síntesis de la vida temporal del hombre». Aquí,
como en el Persiles de Cervantes, el hombre sale de su caverna, desarrolla
«la gran cadena del ser» y llega al final a Roma, en una Odisea
humana que es una «épica en prosa». Ahora bien, en el C. la ciudad
Eterna marca el trayecto del hombre a la Inmortalidad. Y ese final feliz
sintetiza toda la obra.
El C. es una continua «lición de vivir», que después de pasar por el
mesón de la vida conduce «a los peregrinos a la entrada de la mansión
de la eternidad», ya descifrado el mundo. Entonces: «Dios resulta así
autor del gran libro del mundo, y Gracián de ese microcosmos que lo
sintetiza y encierra»: RS 173. Los peregrinos leen el libro divino del
mundo y el lector de Gracián descubre, en su obra, en sus rasgos y sus
letras, ese mundo cifrado. Así, ese gran libro, que es el C., contiene
toda la realidad de la vida y del saber humano sobre el hombre y sobre
el mundo, pues andar y navegar es sinónimo de narrar y leer de ser persona.
Por lo demás, en la enumeración final de Gracián «se alberga el
libro entero» y puede «servir para memorizar la obra toda»: «Y quando
la vio calificada con tantas rúbricas de la filosofía en el gran teatro del
universo, de la razón y sus luzes en el valle de las fieras, de la atención
en la entrada del mundo, del propio conocimiento en la anatomía moral
del hombre, de la entereza en el mal passo del salteo, de la circunspección
en la fuente de los engaños, de la advertencia en el golfo cortesano,
del escarmiento en casa de Falsirena, de la sagacidad en las
ferias generales, de la cordura en la reforma universal, de la curiosidad
en casa de Salastano, de la generosidad en la cárcel del oro, del saber
en el museo del discreto, de la singularidad en la plaça del vulgo, de la
dicha en las gradas de la fortuna, de la solidez en el yermo de Hipocri(n)dia,
del valor en su arm(er)ía, de la virtud en su palacio encanta-
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