aproximación antropológica a el criticón, de gracián - Revista ...

do, de la reputación entre los tejados de vidrio, del señorío en el trono
del mando, del juizio en la jaula de todos, de la autoridad entre los
horrores y honores de Vejecia, de la templança en el estanco de los
vicios, de la verdad pariendo, del engaño en el mundo descifrado, de la
cautela en el palacio sin puerta, del saber reinando, de la humildad en
casa de la hija sin padres, del valer mucho en la cueva de la nada, de
la felicidad descubierta, de la constancia en la rueda del tiempo, de la
vida en la muerte, de la fama en la Isla de la Inmortalidad: les franqueó
de par en par el arco de los triunfos a la mansión de la Eternidad (III,
411-412)»: RS158-9.
Entonces el libro se resume en que: sólo quien haya sabido practicar
la virtud adecuada en el tiempo oportuno podrá «llegar a buen
puerto», a la «morada de la salvación» y tener franquicia a «la mansión
de la eternidad». Y participar, un día, definitivamente, en la: «Cena
grande, siempre cena / a cualquier hora del día», que decía Luis de
Góngora.
Por lo demás, la letra del libro es translación de la vida. Así el H.,
pequeño libro, traduce al hombre, el microcosmos, para conformar «un
varón gigante», «un varón máximo». Para el humanista Gracián «vivir
es conversar», hablar con los otros y escucharlos en silencio. Se trata
de un arte en que uno «se hace muestra de ser persona», en busca de
claridad, dice el OM. San Agustín señalará a Gracián cómo San
Ambrosio fue el primero de los devotos que practicó la lectura en silencio.
Así, en la primavera de la vida, hablamos con los muertos; en la
madurez, con los vivos, y en la vejez, «consigo mismo». La vida es leer,
peregrinar y ver: uno se come el mundo leyendo, lo devora viendo y lo
rumia meditando. «Hombres y libros son todo uno, que “tanto es
menester tener estudiados los sujetos, como los libros”»: RS 92. Como
dice OM: «nacemos para saber y sabernos, y los libros con fidelidad
nos hacen personas»: RS 93.
«Leer, escribir y vivir» es lo mismo, facta et dicta mirabilia, que
decían los clásicos, vida y obra, res et verba, hechos y dichos decimos
nosotros. La vida es curso y discurso, como en el C. La letra habla,
comunica y eterniza, es el hombre de cuerpo entero, que diría Quintiliano.
Así las crisis del C. son la tragedia de la vida y síntesis de todos
los géneros literarios, que funden libro y mundo. Éstos son los
«libros/libres» de Góngora. El mundo es una «inmensa librería», el
344
APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA A EL CRITICÓN DE GRACIÁN