aproximación antropológica a el criticón, de gracián - Revista ...

En el OM Gracián entrega al lector un «epítome de aciertos del
vivir» y un «memorial a la razón en el banquete de los sabios». Aquí
perfila Gracián la figura del verdadero sabio erudito moral. Es un proceso
progresivo que desarrolla y modula en el C. El sabio es un hombre
juicioso capaz de descifrar la interioridad del hombre y los secretos del
mundo. Así se anticipa a toda la filosofía de la ocultación, desciframiento
y el desengaño del C., porque hay que adivinar la vida, ser
astuto y sagaz, saber «prevenir el tiempo», con sus crisis, y ser: «Varón
desengañado, cristiano sabio.» 23
Para el OM la dicha es la sabiduría sin olvidar nunca la grandeza
del valor. La felicidad la da «el saber virtuoso». Como dice S. Empírico,
el verdadero saber es: «el prudente gobierno de la Vida». Gracián
une sabiduría y auto-conocimiento, felicidad y prudencia, vida y tragicomedia,
como se verá en el C. La felicidad en Gracián y el C. es sabiduría
de las cosas y del mundo, opción por la prudencia y el justo
medio, «el cual medio hace feliz y dichoso al hombre, obrando sus virtudes».
Es un saber aplicado que no se entiende sin el vir bonus y la
finalidad ética, garantía de eternidad en los clásicos. La Humanitas
procuraba el pulimento individual y el bienestar social. Pese a la sátira
contra los sabios, de Gracián y Saavedra, sus obras son un ejemplo de
Humanitas que Cicerón homologaba con la vida superior del saber.
Gracián pone a prueba los saberes humanistas, como El Quijote los
caballerescos. La experiencia de Andrenio y Critilo, en El Criticón, es
un contraste de esa Humanitas con la realidad de la vida. Aquí, como
en el Renacimiento, la oratoria se pone al servicio de la virtud y configura
un hombre ideal ajeno al vulgo. Los primores de Gracián llevan a
la excelencia que rehúye la vulgaridad.
Es en «El Criticón donde sus puntos de mira son demoledores».
Gracián da un gran giro a una visión más desengañada de la vida, pero
que mantiene la fe, para la salvación del hombre, en «el mejor rescoldo
de la hoguera humanística, en la que con tanta fuerza ardiera la idea
de inmortalidad» 24 . La educación jesuítica subordina a la religiosidad
católica anti-protestante la cultura renacentista, aunque esta situación
«no alcanza en Gracián el mismo grado». El Criticón recoge la visión
del sabio que, en la atalaya de la madurez y la visión del desengaño,
23 Ibíd., 48.
24 Ibíd., 75
RAMÓN NATAL MARTÍNEZ Y DOMINGO NATAL ÁLVAREZ, OSA
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