aproximación antropológica a el criticón, de gracián - Revista ...

14 AYALA, 145.
RAMÓN NATAL MARTÍNEZ Y DOMINGO NATAL ÁLVAREZ, OSA
13 crisis cada una, y la 3.ª parte, el invierno de la vejez, 12. La obra
gira entorno al engaño y desengaño, ilusión y realidad de la vida, en la
búsqueda de Felisinda(la felicidad), cuyo camino pasa por Roma. Ahora
bien, saber que Felisinda murió para este mundo y vive para el cielo
hace madurar a Andrenio, porque: «Hallarla héis allá, si lo supiéredes
merecer en la tierra»: CIII, 9.
Para Gracián la vida humana es «milicia a la malicia» que nos muestra
el desengaño y el desbarrancadero de la vida. Andrenio y Critilo son
imagen del hombre instintivo y racional. Según J. M. Blecua: «Lo que se
descubre en El Criticón es la vida como tal.» Es la vida del hombre, de
todo el hombre, como la vio Gracián. Los personajes de El Criticón lo
que hacen es apoyar la virtud frente al vicio, pero no son personajes reales,
pues no comen ni aman, sino que filosofan. La realidad es ambigua:
fea y bella, pobre y rica, triste y risueña, por eso Madrid es, a la vez,
madre y madrastra. A veces el hombre somete la razón al instinto animal,
de donde se originan muchas monstruosidades.
Como en Cervantes, el humor es amante del hombre, en Quevedo y
Gracián es duro y amargo. Gracián asegura que el mundo debería llamarse
«inmundo». El Criticón es la visión cifrada del mundo, donde
nada es lo que parece, un verdadero Guadiana, cuyo ser se nos esconde,
y el autor trata de bucear en toda la vida humana. Es el curso de la
vida en un discurso y su espejo, la vida como conflicto y armonía. El
ingenio es rayo de la divinidad. La Naturaleza es camino al ser Supremo,
y el hombre un microcosmos, resumen de todo el mundo.
Los libros hacen al hombre persona, no un simple personaje. Y, así,
se va a humanizar con el tiempo y la cultura. Nacemos para sabernos,
de ahí que nada sabe el que no se sabe a sí mismo. La moral de Gracián
consiste en hacer al hombre persona. El hombre es perfectible,
pero «le cuesta mucho ser persona» 14 . La vida es desengaño y despeñadero,
y «un solo hombre basta a desconcertar mil mundos». Así, el
hombre grave y heroico se torna hombre discreto, cuyo ideal es el
«saber vivir», buscar la propia realización. La virtud pone al hombre
en su punto, y una mezcla de virtudes le aleja de los extremos. Tener
una gran cabeza es propio de filósofos, tener un gran corazón es lo propio
de los reyes, pero el hombre normal necesita las dos cosas.
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