aproximación antropológica a el criticón, de gracián - Revista ...
aproximación antropológica a el criticón, de gracián - Revista ...
aproximación antropológica a el criticón, de gracián - Revista ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
71 Ibíd., 118.<br />
72 Ibíd., 120.<br />
RAMÓN NATAL MARTÍNEZ Y DOMINGO NATAL ÁLVAREZ, OSA<br />
Gracián es un amante d<strong>el</strong> lenguaje preocupado por «la técnica d<strong>el</strong><br />
vivir» y resolver la trama <strong>de</strong> la vida, por los medios que tiene <strong>el</strong> hombre<br />
racional Critilo, para salvar <strong>de</strong> la barbarie al hombre natural,<br />
Andrenio. Gracián no es nada bárbaro, sino muy cuidadoso en auscultar<br />
la anatomía moral humana: CI,9. Y sabe muy bien, como sus admiradores<br />
Voltaire y Schopenhauer, que «la filosofia no se pue<strong>de</strong> proponer<br />
nada más <strong>el</strong>evado que la investigación <strong>de</strong> la condición humana» 71 .<br />
Ahí Gracián pue<strong>de</strong> equipararse a Joyce, Beckett o Borroughs. Por eso<br />
él admiraba tanto la extraña pintura d<strong>el</strong> Bosco. Gracián, como Nietzsche,<br />
Unamuno y Ortega vive en permanente campaña contra <strong>el</strong> vulgo.<br />
Y ama a los clásicos: Séneca, Plutarco o Epicteto, porque consi<strong>de</strong>raba<br />
que: «la vida <strong>de</strong> cada cual es la materia d<strong>el</strong> arte <strong>de</strong> la vida»: CI,15.<br />
Ese es <strong>el</strong> objeto <strong>de</strong> todas sus obras. «Pero, al pasar al Criticón, Gracián<br />
echó <strong>el</strong> resto.» Recogió todo <strong>el</strong> saber humano, más clásico y más<br />
popular, en sus formas más variadas. Y su círculo <strong>de</strong> amista<strong>de</strong>s se sintió<br />
<strong>de</strong>sconcertado. Lo muestra la dura crítica <strong>de</strong> Salinas, escaldado a<br />
su vez d<strong>el</strong> rigor <strong>de</strong> Gracián, al que acusa <strong>de</strong> «revolver los cienos más<br />
hediondos y pestilentes», <strong>de</strong> modo que «siendo lo más que ha recogido<br />
sucios, groseros y vilísimos andrajos; aunque más ha trabajado en componerlos,<br />
no ha podido sacar sino un pap<strong>el</strong> <strong>de</strong> estraza y <strong>de</strong> tan estraza<br />
como El Criticón» 72 .<br />
Es <strong>el</strong> paso a la edad mo<strong>de</strong>rna, emprendido por Gracián, don<strong>de</strong> «<strong>el</strong><br />
centro <strong>de</strong> gravedad <strong>de</strong> su pensamiento es la realidad humana, la vía<br />
que conduce a ser persona». Ahora <strong>el</strong> hombre es <strong>el</strong> gran protagonista,<br />
no otras maravillas d<strong>el</strong> mundo. Pero la Filosofía Natural «no sirve para<br />
centrar al hombre, para meterle en sí mismo, para hacer <strong>de</strong> él persona».<br />
Para esto necesitamos <strong>de</strong> los «libros santos» o los autores que<br />
mejor han conocido la aventura humana y sintetizado su peripecia <strong>de</strong><br />
ser arrojado en <strong>el</strong> mundo, forzado a proyectar su vida y a resolver los<br />
problemas a que ésta enfrenta a todo <strong>el</strong> que «preten<strong>de</strong> ser persona».<br />
Así Gracián ofrece al hombre «una filosofía cortesana, <strong>el</strong> curso <strong>de</strong> tu<br />
vida en un discurso» (P1, «Al que leyere»), don<strong>de</strong> lo esencial no es<br />
dominar al otro, sino «saberse dominar» y «hacerse dueño <strong>de</strong> sí mismo»,<br />
y ahí es don<strong>de</strong> empieza la vida.<br />
355