frontera peninsular e identidad (siglos ix-xii)1 - Institución Fernando ...
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futuro de progreso que sólo será viable tras afianzar las bases situadas<br />
en un común devenir histórico. Se comprende, por tanto, que la Real<br />
Academia de San <strong>Fernando</strong>, desde su fundación en 1752, explícitamente<br />
entienda que debe de velar por el arte a fin de fortalecer el patriotismo.<br />
De aquí deriva el impulso a una pintura histórica donde se reitera<br />
la común <strong>identidad</strong> como españoles y como cristianos, forjada en la lucha<br />
contra el cruel invasor musulmán a fin de recuperar la unidad conseguida<br />
por la monarquía visigoda86 , compartiendo así los mismos planteamientos<br />
de la coetánea divulgación escrita87 . El compromiso por el<br />
futuro pasa, por tanto, por una cohesión nacida con la Reconquista. El<br />
mismo Jovellanos recrimina literariamente a un poeta que se entretiene<br />
con lo pastoril en lugar de dedicar el verbo a compromisos más importantes,<br />
como entonar ilustres hechos españoles, entre los que incluye<br />
destacadamente los triunfos de Pelayo y su renombre88 .<br />
Enmarcados de este modo en una centuria que avanza en la asunción<br />
de referentes para afianzar una visión unitaria y nacional de España89<br />
, los historiadores setecentistas, desde Mondéjar a Ortiz pasando por<br />
Ferreras, Martín y Masdeu, adaptan, en realidad, el generalizado parecer<br />
historiográfico en los <strong>siglos</strong> modernos, porque tratan de racionalizar en<br />
torno a la restauración de la <strong>identidad</strong> española, inherente a la lucha<br />
contra el invasor, lo que hasta ese momento se había explicado mediante<br />
el discurso providencialista en que los pecados visigodos merecieron<br />
el castigo musulmán, motivando la necesidad de la recuperación<br />
de lo perdido por parte de los cristianos90 .<br />
86<br />
FRONTERA PENINSULAR E IDENTIDAD (SIGLOS IX-XII)<br />
José Álvarez, Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Taurus, Madrid, 2001,<br />
pp. 81-82.<br />
87<br />
«Bien sabida es la deplorable destrucción de España por las armas mahometanas, las<br />
quales, derramándose sin especial resistencia por nuestra Península a manera de avenida extraordinaria<br />
de un caudaloso río, la inundaron tan precipitada como infelizmente. Nunca esta<br />
bella porción de Europa reconoció con igual prontitud a otro señor; y jamás, entre los muchos<br />
que la dominaron, se vio más llena de crueldades y de horrores» (Joseph Felipe Ferrer, Idea<br />
de Exea. Compendio histórico de la muy noble y leal villa de Exea de los Caballeros, Imprenta de<br />
Benito Cosculluela, Pamplona, 1790, facsímil, Centro de Estudios de las Cinco Villas, Ejea de los<br />
Caballeros, 1999, p. 41).<br />
88<br />
José Luis Cano, El tema de España en la poesía española contemporánea, Revista de<br />
Occidente, Madrid, 1964, pp. 14-16.<br />
89<br />
«El viejo concepto de España como mero ámbito territorial propio de la época medieval<br />
que se había cargado de valores a lo largo de los <strong>siglos</strong> XVI y XVII en pleno debate comparativo<br />
con los países europeos, en el siglo XVIII se articula como Estado-nación» (Ricardo<br />
García Cárcel, «El concepto de España en el siglo XVIII», Manual de Historia de España. Siglo<br />
XVIII, Roberto Fernández, Historia 16, Madrid, 1993, p. 36).<br />
90 Martín F. Ríos Saloma, «De la Restauración a la Reconquista: la construcción de un mito<br />
nacional (Una revisión historiográfica. Siglos XVI-XIX)», En la España Medieval, 28 (2005),<br />
pp. 381-402.<br />
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