Pobreza y desarrollo local

No cabría hacer aquí un inventario completo de tales concepciones e ideas. Voy,
por lo tanto, a registrar apenas algunas notas sobre este conjunto de visiones
emergentes en las últimas dos décadas.
¿Qué hay de nuevo bajo el sol?
Comenzaré con la denominada concepción sistémica aplicada a la economía. El
Instituto Santa Fé, fundado en 1984 en Nuevo México por el físico Murray Gell-
Man, recién en 1987 comenzó a investigar colectivamente la economía como
sistema complejo adaptativo, a partir de un grupo coordinado por Brian Arthur. El
famoso artículo (“La economía global como proceso adaptativo”) en el cual John
Holland presenta las características de la visión de Santa Fé, es de 1987. Uno de
los más serios cuestionamientos a la visión neoclásica de los retornos
decrecientes, propuesto por Brian, (aunque haya sido ensayado mucho antes) es
de 1994 y los intentos de Steven Durlauf de crear modelos complejos para
estudiar la interacción creativa de los agentes frente a la subordinación a la
trayectoria (“path-dependence”) adquirieron mayor consistencia argumentativa
recién a partir de la segunda mitad de la década del 90.
¿Cuál es la importancia de esta visión sistémica para nuestro tema? Bien, en un
sistema complejo adaptativo las cosas no funcionan como imaginábamos que
funcionasen.
En un sistema complejo, una intervención aislada en una variable de estado no
inaugura necesariamente una nueva dinámica. No es, por ejemplo, porque
distribuimos la renta (por medio de programas compensatorios) o porque
multiplicamos el número de propietarios productivos (fundando “artificialmente”
muchas micro y pequeñas empresas) que la sociedad va a alcanzar la
prosperidad.
O sea, las intervenciones exógenas en un sistema complejo no garantizan que el
sistema se va a adaptar y a conservar esa adaptación, rodando un nuevo
“programa” o andando con sus propias piernas en un nuevo estado (es decir,
adquiriendo una nueva calidad caracterizada por un nuevo arreglo de sus
variables de estado). En general, por el contrario, lo que sucede es que el sistema
vuelve a su dinámica propia anterior inmediatamente después del cese de las
intervenciones externas. ¿Por qué?
Para entender esto es preciso entender las características de un sistema
complejo. Las características que John Holland definió para la economía –
descentralización, ausencia de un controlador central, organización flexible (red),
adaptación continua, novedad perpetua y dinámica alejada del equilibrio – también
valen para otros sistemas complejos adaptativos, tales como la Internet y para la
propia sociedad humana bajo ciertas condiciones. Veamos, en grandes líneas,
cuáles son estas características.
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