Descárgalas en PDF - Pensamientos Gráficos
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Rafael Barradas. Todo a<br />
65, 1919<br />
de noticias) no es una exageración. Los objetos<br />
hablan desde la ser<strong>en</strong>idad del que ve la<br />
repres<strong>en</strong>tación s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el patio de butacas<br />
y sabe que sin su pres<strong>en</strong>cia no habría espectáculo,<br />
pero con tal nervio narrativo que nos<br />
obligan a adoptar su punto de vista, como <strong>en</strong><br />
«Mecedora»: «<strong>en</strong> esta mecedora / que soy<br />
yo». Por eso <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos la orfandad de la<br />
libreta que espera el contacto de la mano <strong>en</strong><br />
«Cuaderno» («Herida mano / que sobre mí<br />
desci<strong>en</strong>des desconocida, / calor nocturno / <strong>en</strong><br />
el riguroso invierno de la página, no tardes»),<br />
el desamparo de la «Mecedora» («Cuando estoy<br />
sola no me acuerdo de nada») y las dudas<br />
de la «Estantería» sobre su natural condición<br />
(«¿Humana seré para qui<strong>en</strong> <strong>en</strong> mi dirección<br />
/ todos los días exti<strong>en</strong>de la mano derecha, o<br />
sólo / incierta plegaria / a una divinidad olvidada?»).<br />
Paralelam<strong>en</strong>te, el niño, confundido<br />
por la aus<strong>en</strong>cia de su madre, pregunta <strong>en</strong><br />
«Ord<strong>en</strong>ador»: «¿Quién nos va a cuidar ahora,<br />
papá?». Las insufici<strong>en</strong>cias s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>tales saltan<br />
de los personajes a los objetos y a la inversa,<br />
y luego desde ellos a nosotros, cerrando un<br />
triángulo <strong>en</strong> cuyo interior el yo perplejo y desasistido<br />
rebota igual que la bola <strong>en</strong> un pinball.<br />
Las cosas cotidianas pasan inadvertidas<br />
porque decoran un panorama que conocemos<br />
de memoria. Por mom<strong>en</strong>tos oímos los ruidos<br />
sintomáticos de su funcionami<strong>en</strong>to: el rítmico<br />
tictac del reloj, el alegre pitido del ord<strong>en</strong>ador<br />
que anuncia su reanimación o el inquietante<br />
reajuste nocturno de las estanterías cargadas<br />
de libros. Para ellas son la respiración: si les<br />
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