1 - Biblioteca Nacional de Colombia

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el Sr. Arboleda? i Qué! ¿hubo mas j&&icia para fj;
desterarlos? Nada de eso. El monarc
del derecho .inmanente que tenia
razon ni justicia. 2 Pues por qué no
podido ahorcarlos con el mismo de
que era el príncipe mas hu~nano,mas libe~al y católico
que nunca tu00 la Pe?~insula!
Concluiremos esta parte de nuestro escrito
diciendo algo sobre el último rnotivo que ha tenido
el honorable diputado de Barbacoas para resolver
negatzvamente fa 1.a de las tres preguntas que for-
muló al principio de su carta. (*)
Este ha sido el haber coincidido en ideas con un
Jesuita sobre la vijencia de la pragmática sancion.
Unica será esta coincidencia y no puede ser de
otro modo (no es menester que lo diga). Pero vea-
mos en que consiste ella. Si en efecto la hai, noso-
tros no le negaremos al Sr. diputado el balsámico
conmelo que desea.. . . Pero el Sr. diputado no
duda sobre la vijencia de tal lei: en todo su escrito
esta es verdad demostrada; y con todo j nos viene
diciendo ahora que duda de ello ! 1 Entónces qué
es lo que ha probado ? i lo que esta en duda ?
Esta duda en que coincide el Sr. Arboleda con el
Padre provincial de los Jesuitas es la que el ilus-
trado sacerdote minifestó á nuestro Ministro sobre
si la pragmática de Carlos 3.' se consideraba dero.
en la Nueva Granada por el decreto lejislativo.
Esta duda en nada favorece á nuestro representante,
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Aunque las preguntas no sean ni cuestiones a@-
bricas, ni recetas médicas, para decir con propiedad que
ellas se .forniulan; sin embargo es preciso echar
ténninos ci la moda sean 6 .rzo sean del caso. Esto ea
peor que el latin ón'rúai.0 del Instituto de los Jesuitua.
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