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diferente. Aquí hai restriccion; del e' .iodo
no la hai; el sentido es absoluto.
A esto se agregan las restricciones que el mismo
Instituto pone á la autoridad de los Superiores, y
de ellas hemos hablado poco ántes, citando los
lugares donde se hallan. Pero tenemos todavía
una prueba mejor para desmentir la falsedad de la
asercion del Sr. Arboleda. Esta es la instruccion
especial que sobre la obediencia dirijió San Ignacio
á toda la Compañía, y ella hace parte de sus constituciones.
Dice así: "Sin embargo, si os ocurriere
algun parecer diverso del de los Superio~es, y (despues
de consultar humildemenie al Señor) os pareciere
que debeis representarle, no se os psohibe"((Epist.
de virt. ob. F: 165).
He aquí, permitidas á los súbditos las reclamaciones
sobre los mandatos de los Superiores. ~Prescriben
las reglas de los Jesuitas la obediencia
inconsulta y ciega cuando se IPS dice que pueden
reclamar cuando les ocurra algun parecer diverso
al de los Superiores ? No; porque al decir obediencia
inconsulta no se da lugar á consultar el
pro 'o juicio, y no consultándose el propio juicio,
mal % odrá ocurrir al síibdito cosa en contrario de
10 q$, se le manda.
A ra veamos qué nos dicen los hechos. Veamos
si tos resultados corresponden con lo que dice
el Sr. Arboleda, ó con lo que decimos nosotros.
En el año de 1556 fueron llamados a Roma por
el Papa Paulo IV. los Jesuitas residentes en España.
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editas se 'rpedaron en Madrid
al Rei. _
En Francia, cuando las disensio
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