ABRIR 3. 3.5. - Universidad Complutense

Parte 5. Conclusiones. 523
está claramente inserto en ese “secreto último” de toda formación social, en las
relaciones de explotación.
La definición de la explotación productiva por sí misma, siendo
condición necesaria, no es condición suficiente para comprender la dinámica
compleja de una formación social. En el proceso de conformación de la relación
de explotación estructural surge otro tipo de relaciones de dependencia cuya
evolución va tomando forma al actuar en el contexto marcado por las relaciones
de dependencia estructurales. Pueden denominarse relaciones de dependencia
políticas, y están marcadas por el conflictivo acceso al control de los medios de
producción que enfrenta a los grupos que dominan las formas de dependencia
estructurales y a otros grupos, que no son estructuralmente dependientes, y que
quieren tener acceso a las fluentes de poder. La aparición de estos grupos viene
condicionada por los cambios del sistema económico, y sus relaciones entre si
y con los grupos que controlan las relaciones de explotación estructurales se
resuelven también como formas de dependencia, que son dirigidas por los
segundos. Parain definió para las sociedades clásicas dos formas de conflicto:
la contradicción fundamental que se desarrolla al nivel de las fuerzas
productivas, y la principal en eí marco sociopolítico (l’ARA]N, 1986). “Lo
político” puede definirse como el conjunto de relaciones de poder que regulan
el acceso y la distribución del excedente generado y apropiado en las relaciones
de explotación (vERNANT, 1982, 19; IJALIJON, 1993, 62).
En este marco teórico al historiador se le plantea, en primer lugar, la
tarea de definir “el modo de producción”, es decir, las formas de relación
productiva que permiten a las clases dominantes extraer el excedente que las
mantiene como tales. A partir de esta relación estructural se explican las formas
de relación “políticas”, de poder, determinadas por la estructura de explotación,
detemúnisino.. Se ti-ata, simplemente, de reconocer que ese supuesto “progreso tecnológico” es un
producto más de la existencia de la desigualdad. “Si la antropologia moderna ha confirmado la tesis
de que la relación entre desarrollo de las fuerzas productivas y desarrollo de las desigualdades
sociales no es mecánica, por otra parte. ha demostrado en general que la competencia social en las
sociedades primitivas,lo mismo que en las sociedades de clase, representael incentivo mayor para
la producción de excedente y, a largo plazo, implica indirectamente un progreso de las fuerzas
productivas (oonn.IER, 1971, 135).