Tamalameque Historia y leyenda
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murió, victima del colerín.<br />
LOS PAILITEROS NOS CAMBIARON EL CRISTO:<br />
El <strong>Tamalameque</strong>ro afirma convencidamente, que con la complicidad del cura de<br />
entonces, los pailiteros (habitantes de Pailitas), una noche vinieron y sigilosamente<br />
nos cambiaron la imagen milagrosa.<br />
La imagen de nuestro Cristo -dicen los feligreses-era grande, color un poco<br />
moreno, y sobre todo con una enorme capacidad de milagros. El Cristo que nos<br />
dejaron los pailiteros -según la historia- es un poco más pequeño, de un color un<br />
poco más claro v menos milagroso que el original. Cuando se vertió ésta<br />
información -producto de la fantasía calenturienta de cualquier beata, insatisfecha<br />
con el cura- creció el rumor, al punto que los <strong>Tamalameque</strong>ros intentaron<br />
organizar brigadas de rescate. Otros se conformaron con sentar su enérgica<br />
protesta ante el Obispo de la diócesis de Ocaña. El cura se defendió diciendo, que<br />
el Cristo era el mismo, que lo único que había hecho era mandarlo a retocar.<br />
Nadie le creyó.<br />
Como producto de lo anterior floreció la versión que aún los abuelos afirman, de<br />
que el Cristo verdadero enfadado por tamaño sacrilegio, se volvió pesado, y por<br />
tanto los pailiteros no han podido sacarlo nunca a la calle en una procesión.<br />
Verdad o mentira lo dejo escrito para que la tradición siga.<br />
EL GANADO DEL CRISTO:<br />
La familia Ávila por tradición tenía, -Ya no, la cosa está dura- la de dar la primera<br />
parte de los frutos de sus cosechas al Cristo, como una manera de garantizar su<br />
bienestar. Esta especie de diezmo, no 0 daban directamente a la iglesia ni al cura,<br />
sino que vendían los frutos y con el dinero de la venta, compraban un ternero, el<br />
cual entraba a engrosar ' el ganado del Cristo", como Ellas lo llamaban.<br />
Cuando notaban que en la iglesia hacía falta algo, Ellas (las Ávila) vendían una res<br />
y mandaban a fabricar o reparar lo que la iglesia requería (Bancas, puertas,<br />
andas, nichos, sotanas, imágenes, etc.).<br />
Llegóse al pueblo como cura de la Parroquia, el padre Ramírez, de la Orden de<br />
Jesús, quien al enterarse de tan singular relación entre la familia Ávila y los santos<br />
de la iglesia, se presentó a casa de Tía Felipa, la mayor de las Avilas, y quien<br />
manejaba todos los asuntos de la familia, inquiriéndola por " el ganado de Cristo ",<br />
y exigiendo la entrega del mismo, al manejo y administración de la parroquia.<br />
La tía Felipa lo escuchó muy atentamente hasta cuando el cura termina de<br />
esbozar muy elocuentemente todos los argumentos que llevaba preparados para<br />
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