12.05.2013 Views

el principe y el mendigo - Educando

el principe y el mendigo - Educando

el principe y el mendigo - Educando

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

MARK TWAIN EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO<br />

lisiados a algunos y se llevaría a su pupilo, a quien consolaría y<br />

alegraría con palabras cariñosas y de quien no volvería a separarse.<br />

Salió Miles, y hora tras hora recorrió callejones y calles<br />

infectas a la búsqueda de grupos y muchedumbres, pero sin <strong>el</strong><br />

menor rastro d<strong>el</strong> muchacho. Esto le sorprendió en gran manera,<br />

mas no se desalentó. Lo único mal calculado era que la búsqueda<br />

iba resultando larga, siendo que él había esperado que fuese corta.<br />

Cuando al fin llegó <strong>el</strong> día, había recorrido muchas calles y<br />

examinado muchos grupos, pero <strong>el</strong> único resultado de <strong>el</strong>lo era<br />

su cansancio, bastante hambre y mucho sueño. Necesitaba<br />

desayunarse, pero no tenía medios de conseguirlo. No se le<br />

ocurrió mendigarlos y en cuanto a empeñar su espada, más pronto<br />

habría pensado en despojarse de su honor.<br />

Al mediodía estaba aun correteando entre la turba que seguía<br />

<strong>el</strong> regio cortejo, porque se dijo que aqu<strong>el</strong> boato de la realeza<br />

llamaría poderosamente la atención d<strong>el</strong> pobrecito loco. Siguió a<br />

la comitiva en todas sus revu<strong>el</strong>tas por Londres y en todo <strong>el</strong> camino<br />

hasta Westminster y la Abadía. Andaba de acá para allá entre la<br />

muchedumbre que se agrupaba en las inmediaciones, y quedó<br />

siempre chasqueado y perplejo, hasta que al fin se alejó pensando<br />

y tratando de dar con un medio para mejorar su plan. Cuando<br />

despertó de sus meditaciones observó que la ciudad quedaba<br />

muy atrás y que iba declinando <strong>el</strong> día. Hallábase cerca d<strong>el</strong> río y<br />

en <strong>el</strong> campo, en una comarca de hermosas fincas rústicas que no<br />

era precisamente la que había de dar buena acogida a un hombre<br />

de su aspecto.<br />

Como no hacía ningún frío, Miles se tendió en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, junto<br />

a un seto, para descansar y pensar. El sueño no tardó en invadir<br />

sus sentidos; al llegar a sus oídos <strong>el</strong> atronador sonido lejano de<br />

los cañones, <strong>el</strong> soldado se dijo: «Están coronando al rey», e inmediatamente<br />

se quedó dormido. Llevaba más de treinta horas<br />

sin dormir ni descansar y, por consiguiente, no se despertó hasta<br />

bien entrada la mañana.<br />

© Pehuén Editores, 2001<br />

) 108 (<br />

Se levantó renqueando, entumecido y medio muerto de hambre,<br />

se lavó en <strong>el</strong> río y se encaminó hacia Westminster, gruñiéndose a sí<br />

mismo por haber perdido tanto tiempo. Ahora <strong>el</strong> hambre le sugirió<br />

un nuevo plan, trataría de ponerse al habla con <strong>el</strong> viejo sir Humprey<br />

Marlow y le pediría unas monedas, con las cuales...<br />

A las once se acercó al palacio, y aunque se vio rodeado de<br />

un grupo de personas lujosas que iban en la misma dirección, no<br />

dejó de ser notado, pues de <strong>el</strong>lo cuidó su traje. El soldado observó<br />

atentamente los semblantes de todas aqu<strong>el</strong>las personas,<br />

esperando hallar un alma caritativa que se dignara pasar <strong>el</strong> recado<br />

de su nombre al viejo teniente, porque no había que pensar en<br />

penetrar en <strong>el</strong> palacio por sí mismo.<br />

De pronto, pasó a su lado <strong>el</strong> niño de los azotes, que dio<br />

media vu<strong>el</strong>ta y examinó atentamente su figura, diciéndose:<br />

–Si no es ése <strong>el</strong> vagabundo que tanto preocupa a Su Majestad,<br />

soy un asno..., aunque me parece que lo he sido antes.<br />

Corresponde a las señas de arriba abajo. Si Dios hubiera hecho a<br />

dos personas como ésa, habría sido abaratar los milagros por su<br />

inútil repetición. Si yo pudiera dar con una excusa para hablarle...<br />

Miles Hendon le sacó d<strong>el</strong> apuro, porque se volvió, como<br />

su<strong>el</strong>e hacer un hombre cuando alguien le mira insistentemente<br />

por la espalda, y al observar un vehemente interés en los ojos<br />

d<strong>el</strong> muchacho, se encaminó hacia él y le dijo:<br />

–Acabas de salir de palacio. ¿Vives en él?<br />

–Sí, señor.<br />

–¿Conoces a sir Humphrey Marlow?<br />

El niño se sobresaltó y dijo para su capote:<br />

–¡Ci<strong>el</strong>os! ¡Mi difunto padre! –y contestó en voz alta–: Muy<br />

bien, señor.<br />

–¡Bravo! ¿Está dentro?<br />

–Sí –dijo <strong>el</strong> niño. Y añadió para sí:»¡Dentro de la tumba!»<br />

–¿Puedo pedirte <strong>el</strong> favor de que vayas a decirle mi nombre,<br />

y que deseo hablar un momento con él?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!