12.05.2013 Views

el principe y el mendigo - Educando

el principe y el mendigo - Educando

el principe y el mendigo - Educando

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

MARK TWAIN EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO<br />

HENDON HALL<br />

N<br />

O BIEN SE VIERON HENDON Y EL REY LIBRES DEL ALGUACIL.<br />

Su Majestad recibió instrucciones de correr a un<br />

lugar determinado fuera d<strong>el</strong> pueblo y esperar allí,<br />

mientras Hendon iba a la posada a pagar la cuenta. Media hora<br />

más tarde, los dos amigos se encaminaban alegremente hacia <strong>el</strong><br />

Este, en las tristes cabalgaduras de Hendon. El rey iba ya abrigado<br />

y cómodo, porque había desechado sus andrajos para vestirse<br />

con <strong>el</strong> traje de segunda mano que Miles había comprado en <strong>el</strong><br />

puente de Londres.<br />

Quería <strong>el</strong> soldado guardarse de fatigar excesivamente al niño,<br />

pues consideraba que las jornadas duras, las comidas irregulares<br />

y la escasa cantidad de sueño serían perjudiciales para su<br />

perturbada mente, al paso que <strong>el</strong> descanso, la regularidad y <strong>el</strong><br />

ejercicio moderado indudablemente apresurarían su curación.<br />

Anh<strong>el</strong>aba volver a ver en estado de buena salud aqu<strong>el</strong>la<br />

desquiciada int<strong>el</strong>igencia. Por consiguiente, se dirigió, a jornadas<br />

cortas, hacia <strong>el</strong> hogar de que llevaba tanto tiempo ausente, en<br />

lugar de obedecer a los impulsos de su impaciencia y correr hacia<br />

aquél día y noche.<br />

Cuando hubieron traspuesto como diez millas, llegaron a<br />

un pueblo importante, donde se detuvieron a pasar la noche en<br />

una buena posada. Reanudáronse entonces las r<strong>el</strong>aciones<br />

© Pehuén Editores, 2001<br />

) 81 (<br />

primeras, manteniéndose Hendon detrás de la silla d<strong>el</strong> rey mientras<br />

éste comía y asintiéndole, y luego durmiendo atravesado<br />

ante la puerta, envu<strong>el</strong>to en una manta.<br />

El día siguiente y <strong>el</strong> otro continuaron su caminata despacio,<br />

sin cesar de hablar de las aventuras que habían corrido desde su<br />

separación, y gozando extraordinariamente con las respectivas<br />

narraciones. Hendon refirió todas sus correrías en busca d<strong>el</strong> rey<br />

y le dijo cómo <strong>el</strong> arcáng<strong>el</strong> le había conducido por todo <strong>el</strong> bosque,<br />

hasta llevarlo otra vez a la choza cuando al fin vio que no se<br />

podía desembarazar de él. Entonces, prosiguió, <strong>el</strong> viejo entró en<br />

la alcoba y volvió tambaleándose y en extremo alicaído, pues<br />

dijo que esperaba encontrarse con que <strong>el</strong> niño había vu<strong>el</strong>to y se<br />

había tendido a descansar, mas no era así. Hendon aguardó todo<br />

<strong>el</strong> día en la choza, y cuando al fin perdió la esperanza d<strong>el</strong> regreso<br />

d<strong>el</strong> rey partió otra vez en su busca.<br />

–Y <strong>el</strong> viejo santurrón estaba en verdad apenado por la<br />

desaparición de Vuestra Majestad. Se lo conocía en la cara.<br />

–No lo dudo, a fe mía –contestó <strong>el</strong> rey.<br />

Tras lo cual refirió sus aventuras, que hicieron arrepentirse a<br />

Hendon de no haber acogotado al arcáng<strong>el</strong>.<br />

El buen humor d<strong>el</strong> soldado adquirió extraordinario vu<strong>el</strong>o <strong>el</strong><br />

último día d<strong>el</strong> viaje. Sin dar paz a la lengua, habló de su anciano<br />

padre y de su hermano Arturo y refirió muchas cosas que<br />

rev<strong>el</strong>aban <strong>el</strong> generoso carácter de ambos. Tuvo palabras de gran<br />

afecto para su Edita y, en suma, estaba tan animado, que hasta<br />

llegó a decir cosas amables y fraternales de Hugo. Habló largo y<br />

tendido de la futura llegada de Hendon Hall. ¡Qué sorpresa para<br />

todos y qué estallido de agradecimiento y d<strong>el</strong>eite se observaría!<br />

Era una comarca hermosa sembrada de casas de campo y<br />

huertos, y la carretera se tendía entre vastas praderas, cuyas<br />

lejanías, señaladas por suaves lomajes y depresiones, perfilaban<br />

constantes ondulaciones. Por la tarde, <strong>el</strong> hijo pródigo que regresaba<br />

a su hogar se desviaba continuamente de su camino para ver si,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!