Miguel Ángel Fernández Delgado - INEHRM
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y con la Santa Sede; 5) de permanecer la<br />
Compañía de Jesús, defendería la intolerancia<br />
religiosa y la libertad de cultos, deseada<br />
por los constituyentes, sería letra muerta; y,<br />
6) con las órdenes que existen en México,<br />
es suficiente para satisfacer la demanda religiosa<br />
del país, por lo que los jesuitas son<br />
dispensables.<br />
Se decidió, poco después, la cuestión, y<br />
por 70 votos contra 14, se decretó que saliera<br />
del país la Compañía de Jesús.<br />
El 8 de agosto, Vallarta intervino nuevamente<br />
con un discurso en defensa de la libertad<br />
de industria. Se presentó un proyecto<br />
de artículo 17 en el que se proponía que la<br />
libertad de trabajo no pudiera coartarse por<br />
los particulares, pues un tema muy caro al<br />
común de los congresistas fue evitar a toda<br />
costa la explotación cotidiana de los trabajadores.<br />
En su oportunidad, nuestro personaje<br />
comenzó enumerando una larga lista<br />
de abusos de los propietarios: monopolios,<br />
disminución de salarios, destierros, trabajos<br />
forzados... “Yo, lo mismo que la comisión,<br />
reconozco que nuestra Constitución democrática<br />
será una mentira, más todavía un sar-<br />
casmo si los pobres no tienen sus derechos<br />
más que detallados en la Constitución”. Con<br />
estas palabras seguía las opiniones de los<br />
precursores en la defensa de los derechos del<br />
trabajador, Ignacio Ramírez y, señaladamente,<br />
Ponciano Arriaga. En el presente congreso,<br />
este último subrayó la necesidad de<br />
que en el Código Político se consagraran la<br />
totalidad de los derechos del ciudadano, sin<br />
olvidar los derechos sociales, adelantándose<br />
así a las discusiones del Congreso Constituyente<br />
de 1916-1917. Sin embargo, el joven<br />
Vallarta se apartó aquí, como el resto de los<br />
diputados, del consejo de los más sabios y<br />
quizá por inexperiencia, ofuscamiento o,<br />
como apuntan algunos de sus biógrafos, por<br />
atender a los dogmas de su partido y a los<br />
intereses de su clase, prefirió seguir a Adam<br />
Smith y a Quesnay en su defensa de la propiedad<br />
y la producción, llegando a confundir,<br />
según señalan Moisés González Navarro<br />
y Mario de la Cueva, la libertad de trabajo<br />
con la libertad de industria:<br />
El principio de concurrencia, ha probado que<br />
toda protección a la industria sobre ineficaz<br />
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