Miguel Ángel Fernández Delgado - INEHRM
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comisionados, admitiendo que su gobierno<br />
no negaría las reclamaciones que fueran justas.<br />
Por otra parte, dictó la ley de 25 de enero<br />
de 1862, imponiendo la pena de muerte a<br />
cuantos ayudaran o favorecieran la intervención,<br />
por tratarse de un delito contra la independencia<br />
nacional. Doblado consiguió,<br />
mediante los Tratados de la Soledad, que se<br />
retiraran los ejércitos inglés y español; pero<br />
no ocurrió lo mismo con los franceses.<br />
Antes de que la amenaza llegara a su estado,<br />
Vallarta abrió un paréntesis en su atareada<br />
existencia y contrajo matrimonio en la<br />
ciudad de Guadalajara el 24 de abril de 1862<br />
con Francisca Lyon Álvarez, con quien compartió<br />
desde entonces la casa número 27 de<br />
la Avenida Alcalde. El 13 de julio, fue electo<br />
diputado federal, aunque abandonó la curul<br />
porque declaró no haber obtenido la mayoría<br />
de votos necesaria. Como precaución<br />
ante el avance de las tropas invasoras, el 9 de<br />
noviembre se nombró a Vallarta Jefe Militar<br />
en Jalisco. Mientras esperaba las órdenes superiores,<br />
siguió ejerciendo como abogado.<br />
Desde el 2 de mayo, el ejército francés se<br />
aproximó a la ciudad de Puebla, esperando<br />
que la población lo recibiera bajo una lluvia<br />
de flores. Al amanecer del día siguiente, las<br />
tropas mexicanas, al mando del general Ignacio<br />
Zaragoza, los recibieron con una lluvia<br />
de balas de cañón y de fusil, propinándoles<br />
una humillante derrota. Al recibir la noticia,<br />
el presidente Juárez dispuso celebrar en todo<br />
el país la victoria del 5 de mayo para elevar<br />
la moral de la población. En el primer aniversario<br />
de la batalla, en el Instituto de Ciencias<br />
de Guadalajara, Vallarta pronunció un<br />
discurso conmemorativo, llamando vano el<br />
intento de Napoleón III de “monarquizar<br />
América” y demostrando la ignorancia del<br />
invasor acerca de la empresa militar a que<br />
había dado origen: “Nuestro ridículo conquistador<br />
no sabe ni la geografía del país<br />
en que pelea, ni conoce su estadística, ni<br />
su historia, y hasta cree que los soldados<br />
mexicanos andan vestidos de plumas”. Reconociendo<br />
que ganar una batalla no era<br />
sinónimo de ganar la guerra, exhortó a su<br />
audiencia para que jamás se pusieran de rodillas<br />
ante el enemigo:<br />
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