el camino del rosario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
el camino del rosario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
el camino del rosario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Un segundo <strong>el</strong>emento <strong>de</strong> esta primera parte proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> la bendición pronunciada por<br />
Isab<strong>el</strong>, la madre <strong>de</strong> Juan Bautista. Ésta, llena d<strong>el</strong> Espíritu Santo, exclamó: «¡Bendita tú eres entre<br />
todas las mueres v bendito es <strong>el</strong> fruto <strong>de</strong> tu vientre!” Ahí se acaba propiamente <strong>el</strong> saludo <strong>de</strong><br />
Isab<strong>el</strong> en <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io. Luego veremos por qué en <strong>el</strong> avemaría no acaba ahí. Pero si <strong>el</strong> primer<br />
<strong>el</strong>emento son las palabras que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios, «Dios te salve, María...» , <strong>el</strong> segundo lo son<br />
palabras humanas que brotan d<strong>el</strong> corazón <strong>de</strong> una mujer (llena ahora d<strong>el</strong> Espíritu Santo, Se<br />
trenzan y se fusionan en <strong>el</strong> avemaría las más hermosas palabras que Dios y las criaturas<br />
pronuncian <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Jesús. Al oír estas últimas María, llevando a Jesús en su seno, entonó<br />
también un cántico <strong>de</strong> alabanza, <strong>el</strong> Cántico <strong>de</strong> María o Magníficat. En él la Virgen misma<br />
profetizó algo increíble: que todas las generaciones futuras le llamarían «¡Bendita!». Nosotros,<br />
pues, al recitar <strong>el</strong> avemaría cumplimos la profecía misteriosa y maravillosa <strong>de</strong> la Madre d<strong>el</strong> Señor,<br />
unidos a Dios mismo, a los áng<strong>el</strong>es y a los santos. El avemaría es un saludo <strong>de</strong> fe, que se<br />
encuentra en <strong>el</strong> corazón mismo <strong>de</strong> la Sagrada Escritura. Es así como se compuso la antífona Ave<br />
María.<br />
¿A quién se le ocurrió pues fusionar en una sola antífona o estribillo tanto las palabras <strong>de</strong><br />
Gabri<strong>el</strong> como las <strong>de</strong> Isab<strong>el</strong>? No lo sabemos bien, aunque no era difícil asociarlas, pues tanto <strong>el</strong><br />
final <strong>de</strong> las <strong>de</strong> Gabri<strong>el</strong> como <strong>el</strong> principio <strong>de</strong> las <strong>de</strong> Isab<strong>el</strong> está hecho en los mismos términos, <strong>de</strong><br />
modo que <strong>el</strong> mismo Evang<strong>el</strong>io <strong>de</strong> San Lucas parece insinuarlo e invitarnos a <strong>el</strong>lo. Pero sí<br />
sabemos que ya en <strong>el</strong> siglo VII <strong>el</strong> avemaría se cantaba en la procesión <strong>de</strong> las ofrendas <strong>de</strong> la misa<br />
d<strong>el</strong> día <strong>de</strong> la Anunciación, esto es, d<strong>el</strong> 25 <strong>de</strong> marzo.<br />
Quizá bastante antes incluso algún músico, algún catequista o alguna monja lo habían<br />
hecho ya en Oriente. Decimos a María que es bendita, a causa d<strong>el</strong> bendito fruto <strong>de</strong> su vientre,<br />
esto es, Jesús. Por eso los fi<strong>el</strong>es no dudaron en añadir al final d<strong>el</strong> doble saludo la palabra<br />
«Jesús». Antes <strong>el</strong> avemaría se recitaba sin <strong>el</strong> nombre <strong>de</strong> Jesús, que se añadió sin embargo<br />
muchísimo más tar<strong>de</strong>, durante <strong>el</strong> siglo XIII. El añadido tenía una proce<strong>de</strong>ncia completamente<br />
distinta y por lo <strong>de</strong>más b<strong>el</strong>lísima. Era la influencia <strong>de</strong> otra oración <strong>de</strong> repetición extendidísima<br />
entre los monjes <strong>de</strong> Oriente ,,justamente la llamada "Oración <strong>de</strong> Jesús" <strong>de</strong> la que se habla tanto<br />
en «El peregrino ruso».<br />
La oración <strong>de</strong> los monjes orientales, que se sigue recitando todavía hoy precisamente<br />
con ayuda <strong>de</strong> un <strong>rosario</strong> <strong>de</strong> cuentas apropiado, es esta breve fórmula: «Señor, Jesucristo, ten<br />
piedad <strong>de</strong> mí pecador». Se trata <strong>de</strong> la repetición ininterrumpida d<strong>el</strong> nombre <strong>de</strong> Jesús, para<br />
cumplir <strong>el</strong> precepto evangélico <strong>de</strong> la oración continua. Esta oración se practica a<strong>de</strong>más unida a<br />
una técnica <strong>de</strong> respiración. A la vez que se va inspirando y respirando se quiere también<br />
compren<strong>de</strong>r lo que es llenarse <strong>de</strong> Jesús, para corporeizar la famosa expresión <strong>de</strong> San Pablo:<br />
«No soy yo, es Cristo quien vive en mí». Con <strong>el</strong>lo se integra po<strong>de</strong>rosamente al cuerpo en <strong>el</strong><br />
ejercicio mismo <strong>de</strong> la oración continua. Así es como, por influencia <strong>de</strong> los monjes orientales, la<br />
palabra Jesús pasó al Avemaría y <strong>el</strong> nombre <strong>de</strong> Jesús constituyó la perla <strong>de</strong>finitiva d<strong>el</strong> avemaría.<br />
Todo proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> la palabra Jesús y todo en <strong>el</strong> avemaría está orientado a <strong>el</strong>la. El Santo<br />
Nombre <strong>de</strong> Jesús reina en esta fórmula <strong>de</strong> fe. El nombre <strong>de</strong> Jesús la columna principal en que se<br />
16