el camino del rosario - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
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estructura interior y una armonía maravillosa. En realidad <strong>el</strong> padrenuestro nos muestra en vivo<br />
cómo late <strong>el</strong> corazón <strong>de</strong> Cristo. Nos rev<strong>el</strong>a lo que Jesús llevaba en su alma. Hay tres palabras<br />
que resumen muy bien lo que Jesús llevaba en su corazón: «Tu nombre, tu reino, tu voluntad».<br />
Así late <strong>el</strong> corazón <strong>de</strong> Jesús y ésa es su gran pasión, por encima <strong>de</strong> toda otra.<br />
Las avemarías que siguen al Padre nuestro en <strong>el</strong> <strong>rosario</strong> sólo son pálidos complementos<br />
meditativos <strong>de</strong> este gran triple tema y lema <strong>de</strong> Cristo Jesús. El mismo mensaje angélico habla d<strong>el</strong><br />
Nombre <strong>de</strong> Jesús, que es un espejo d<strong>el</strong> misterioso nombre <strong>de</strong> Dios. María a su vez, al respon<strong>de</strong>r<br />
a Gabri<strong>el</strong>: «Hágase en mí según tu palabra», hace <strong>el</strong> más hermoso comentario en vivo d<strong>el</strong><br />
«hágase tu voluntad» d<strong>el</strong> padrenuestro. Por eso mismo, los cristianos enseguida comprendieron<br />
que <strong>el</strong> avemaría es un b<strong>el</strong>lísimo reflejo d<strong>el</strong> padrenuestro, y que ambas oraciones se engarzan<br />
estupendamente la una en la otra.<br />
El avemaría fue construyéndose sobre los planos d<strong>el</strong> padrenuestro, por lo que también<br />
tiene dos partes. El padrenuestro tiene dos momentos distintos, en un maravilloso ritmo y<br />
ca<strong>de</strong>ncia. Mientras que <strong>el</strong> triple lema <strong>de</strong> la primera parte parece <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r d<strong>el</strong> dulcísimo «Abba»,<br />
Padre, d<strong>el</strong> principio, y está orientado a Dios, la segunda parte d<strong>el</strong> padrenuestro parece<br />
contemplar más bien las más profundas necesida<strong>de</strong>s d<strong>el</strong> hombre: <strong>el</strong> pan, <strong>el</strong> perdón y la libertad.<br />
El padrenuestro fue <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> avemaría. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> siglo tercero conocemos una importante<br />
oración dirigida a la Madre <strong>de</strong> Dios que utiliza alguna expresión semejante a alguna <strong>de</strong> las<br />
peticiones d<strong>el</strong> padrenuestro: «líbranos siempre <strong>de</strong> todo p<strong>el</strong>igro, OH Virgen gloriosa y bendita», tal<br />
como solemos recitar hoy en día la venerable oración d<strong>el</strong> «Bajo tu amparo».<br />
Jesús en los brazos <strong>de</strong> María, es la única fuente <strong>de</strong> don<strong>de</strong> brota la salvación para todos.<br />
No hay dos fuentes, sino una sola, que es Cristo. Es él quien interce<strong>de</strong> por nosotros. Con él María<br />
también interce<strong>de</strong>. Por eso ha <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse siempre que toda oración <strong>de</strong> súplica a María está<br />
recogida por Cristo y en último término completamente orientada en <strong>el</strong> Espíritu Santo al Padre.<br />
11.- EL GLORIA Y LAS LETANÍAS ( Emilio Cár<strong>de</strong>nas S.M.<br />
y Antonio Arias S.J.)<br />
Dios es Trinidad. La existencia <strong>de</strong> Dios po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>bemos conocerla por <strong>el</strong> or<strong>de</strong>n d<strong>el</strong><br />
universo. Aun Cicerón <strong>de</strong>cía: «¿Quién hay tan insensato, que habiendo mirado al ci<strong>el</strong>o, no sepa<br />
que hay un Dios?» Y San Pablo: «Las perfecciones invisibles <strong>de</strong> Dios, aun su omnipotencia y<br />
divinidad, se han hecho visibles <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la creación d<strong>el</strong> mundo, por <strong>el</strong> conocimiento que <strong>de</strong><br />
<strong>el</strong>las nos dan sus criaturas». Y <strong>el</strong> Concilio Vaticano habla así: «La Santa Iglesia Católica<br />
Apostólica, Romana, cree y confiesa que hay un solo Dios verda<strong>de</strong>ro y vivo, Creador y Señor d<strong>el</strong><br />
ci<strong>el</strong>o y la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomparable, infinito en su entendimiento y<br />
voluntad y en todo género <strong>de</strong> perfecciones. Y siendo una simplicísima e inmutable sustancia<br />
espiritual y singular, es realidad y por esencia distinto d<strong>el</strong> mundo».<br />
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