sobre las siete palabras pronunciadas por cristo en ... - Corazones.org
sobre las siete palabras pronunciadas por cristo en ... - Corazones.org
sobre las siete palabras pronunciadas por cristo en ... - Corazones.org
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
CAPÍTULO VII<br />
El tercer fruto que ha de ser cosechado de la consideración de la segunda Palabra<br />
dicha <strong>por</strong> Cristo <strong>sobre</strong> la Cruz<br />
Se puede extraer un tercer fruto de la segunda palabra de nuestro Seńor, advirti<strong>en</strong>do el hecho<br />
de que hubieron tres personas crucificadas al mismo tiempo, uno de los cuales, a saber, Cristo,<br />
fue inoc<strong>en</strong>te; otro, a saber, el bu<strong>en</strong> ladrón, fue un p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>te; y el tercero, a saber, el mal ladrón,<br />
permaneció obstinado <strong>en</strong> su pecado: o para expresar la misma idea <strong>en</strong> otras <strong>palabras</strong>, de los<br />
tres que fueron crucificados al mismo tiempo, Cristo fue siempre y trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te santo,<br />
uno de los ladrones fue siempre y notablem<strong>en</strong>te perverso, y el otro ladrón fue primero un<br />
pecador, pero ahora un santo. De esta circunstancia hemos de inferir que todo hombre <strong>en</strong> este<br />
mundo ti<strong>en</strong>e su cruz y que aquellos que buscamos vivir sin t<strong>en</strong>er una cruz que llevar,<br />
apuntamos a algo que es imposible, mi<strong>en</strong>tras que debemos t<strong>en</strong>er <strong>por</strong> sabias a aquel<strong>las</strong> personas<br />
que recib<strong>en</strong> su cruz de la mano del Seńor, y la cargan incluso hasta la muerte, no sólo<br />
paci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sino alegrem<strong>en</strong>te. Y el que toda alma piadosa ti<strong>en</strong>e una cruz que cargar puede<br />
deducirse de estas <strong>palabras</strong> de nuestro Seńor: “Si alguno quiere v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> pos de mí, niéguese a<br />
sí mismo, tome su cruz y sígame”[93], y de nuevo, “El que no lleve su cruz y v<strong>en</strong>ga <strong>en</strong> pos de<br />
mí, no puede ser discípulo mío”[94], que es precisam<strong>en</strong>te la doctrina del Apóstol: “Todos los<br />
que quieran vivir piadosam<strong>en</strong>te”, dice, “<strong>en</strong> Cristo Jesús, sufrirán persecuciones”[95]. Los<br />
Padres Griegos y Latinos dan su <strong>en</strong>tera adhesión a esta <strong>en</strong>seńanza, y para no ser polijo haré<br />
sólo dos citas. San Agustín <strong>en</strong> su com<strong>en</strong>tario a los salmos escribe: “Esta vida corta es una<br />
tribulación: si no es una tribulación no es un viaje: pero si es un viaje o bi<strong>en</strong> no amas el país<br />
hacia el cual estás viajando, o bi<strong>en</strong> sin duda estarás <strong>en</strong> tribulación”. Y <strong>en</strong> otro lugar: “Si dices<br />
que no has sufrido nada aún, <strong>en</strong>tonces no has empezado a ser Cristiano”. San Juan Crisóstomo,<br />
<strong>en</strong> una de sus homilías al pueblo de Antioquía, dice: “La tribulación es una cad<strong>en</strong>a que no<br />
puede ser desvinculada de la vida de un Cristiano”. Y de nuevo: “No puedes decir que un<br />
hombre es santo si no ha pasado la prueba de la tribulación”. En verdad esta doctrina puede<br />
ser demostrada <strong>por</strong> la razón. Las cosas de naturaleza contraria no pued<strong>en</strong> ser puestas <strong>en</strong><br />
pres<strong>en</strong>cia de la otra sin una oposición mutua; así el fuego y el agua, mi<strong>en</strong>tras se mant<strong>en</strong>gan<br />
aparte, permanecerán quietas; pero júnta<strong>las</strong>, y el agua empezará a sonar, a convertirse <strong>en</strong><br />
glóbulos, y a transformarse <strong>en</strong> va<strong>por</strong> hasta que o el agua se consuma, o el fuego se extinga.<br />
“Fr<strong>en</strong>te al mal está el bi<strong>en</strong>”, dice el Eclesiástico, “fr<strong>en</strong>te a la muerte, la vida. Así fr<strong>en</strong>te al<br />
piadoso, el pecador”[96]. Los hombres justos se comparan al fuego. su luz brilla, su celo arde,<br />
siempre están asc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do de virtud <strong>en</strong> virtud, siempre trabajando, y todo lo que empr<strong>en</strong>d<strong>en</strong><br />
lo realizan eficazm<strong>en</strong>te. Por el otro lado los pecadores son comparados al agua. Son fríos,<br />
moviéndose siempre <strong>en</strong> la tierra, y formando lodo <strong>por</strong> todos lados. żEs pues, <strong>por</strong> lo tanto,<br />
extrańo que los hombres malos persigan a <strong>las</strong> almas justas? Pero <strong>por</strong>que, incluso hasta el fin del<br />
mundo, el trigo y la cizańa crecerán <strong>en</strong> el mismo campo, la chala y el maíz pued<strong>en</strong> estar <strong>en</strong> el<br />
mismo almacén, los peces bu<strong>en</strong>os y malos pued<strong>en</strong> ser hallados <strong>en</strong> la misma red, esto es<br />
hombres derechos y perversos <strong>en</strong> el mismo mundo, e incluso <strong>en</strong> la misma Iglesia; de esto<br />
necesariam<strong>en</strong>te se sigue que los bu<strong>en</strong>os y los santos serán perseguidos <strong>por</strong> los malos y los<br />
impíos.<br />
Los perversos también ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sus cruces <strong>en</strong> este mundo. Pues aunque no sean perseguidos <strong>por</strong><br />
los bu<strong>en</strong>os, aún así serán atorm<strong>en</strong>tados <strong>por</strong> otros pecadores, <strong>por</strong> sus propios vicios, e incluso<br />
<strong>por</strong> sus conci<strong>en</strong>cias perversas. El sabio Salomón, que ciertam<strong>en</strong>te hubiera sido feliz <strong>en</strong> este<br />
mundo, si la felicidad fuera posible aquí, reconoció que t<strong>en</strong>ía una Cruz que cargar cuando dijo:<br />
22