sobre las siete palabras pronunciadas por cristo en ... - Corazones.org
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Leemos <strong>en</strong> San Agustín cómo un soldado distinguido discutía con uno de sus compańeros<br />
acerca de tomar la cruz. “Díganme, les pido, a qué meta nos han de conducir todos los trabajos<br />
que empr<strong>en</strong>demos? żQué objeto nos pres<strong>en</strong>tamos a nosotros mismos? żPor quién servimos<br />
como soldados? Nuestra mayor ambición es hacernos amigos del Emperador; ży no está acaso<br />
el camino que nos conduce a su honor, ll<strong>en</strong>o de peligros, y cuando hemos alcanzado nuestro<br />
punto, no estamos colocados <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> la posición más peligrosa de todas? żY <strong>por</strong> cuántos<br />
ańos t<strong>en</strong>dremos que laborar para asegurar este honor? Pero si deseo volverme amigo de Dios,<br />
me puedo hacer amigo Suyo <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to”. Así argum<strong>en</strong>taba que como para asegurarse la<br />
amistad del Emperador ti<strong>en</strong>e que empr<strong>en</strong>der muchas fatigas largas y estériles, actuaría más<br />
sabiam<strong>en</strong>te si empr<strong>en</strong>diera m<strong>en</strong>ores y más leves trabajos para asegurarse la amistad de Dios.<br />
Ambos soldados tomaron su decisión <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to; ambos dejaron el ejército <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> a<br />
servir <strong>en</strong> serio a su Creador, y lo que increm<strong>en</strong>tó su alegría al tomar este primer paso fue que<br />
<strong>las</strong> dos damas con <strong>las</strong> cuales estaban a punto de casarse, ofrecieron espontáneam<strong>en</strong>te su<br />
virginidad a Dios.<br />
APTÍCULO VIII<br />
Explicación literal de la tercera Palabra: “Ahí ti<strong>en</strong>es a tu hijo; Ahí ti<strong>en</strong>es a tu madre”<br />
La última de <strong>las</strong> tres <strong>palabras</strong>, que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una refer<strong>en</strong>cia especial a la caridad <strong>por</strong> el prójimo, es:<br />
“Ahí ti<strong>en</strong>es a tu hijo; Ahí ti<strong>en</strong>es a tu madre”[120]. Pero antes que expliquemos el significado de<br />
esta palabra, debemos det<strong>en</strong>ernos un poco <strong>en</strong> el pasaje preced<strong>en</strong>te del Evangelio de San Juan:<br />
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y<br />
María Magdal<strong>en</strong>a. Jesús, vi<strong>en</strong>do a su madre y junto a ella al discípulo a qui<strong>en</strong> amaba, dice a su<br />
madre: "Mujer, ahí ti<strong>en</strong>es a tu hijo". Luego dice al discípulo: "Ahí ti<strong>en</strong>es a tu madre". Y desde<br />
aquella hora el discípulo la acogió <strong>en</strong> su casa”[121]. Dos de <strong>las</strong> tres Marías que estaban de pie<br />
cerca a la Cruz son conocidas, a saber, María, la Madre de nuestro Seńor, y María Magdal<strong>en</strong>a.<br />
Acerca de María, la mujer de Clopás, hay alguna duda; algunos la supon<strong>en</strong> ser la hija de Santa<br />
Ana, que tuvo tres hijas, esto es, María, la Madre de Cristo, la mujer de Clopás, y María Salomé.<br />
Pero esta opinión está casi desacreditada. Pues, <strong>en</strong> primer lugar, no podemos suponer que tres<br />
hermanas se llam<strong>en</strong> <strong>por</strong> el mismo nombre. Más aún, sabemos que muchos hombres piadosos y<br />
eruditos sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que nuestra Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada Seńora era la única hija de Santa Ana; y no se<br />
m<strong>en</strong>ciona otra María Salomé <strong>en</strong> los Evangelios. Puesto que donde San Marcos dice que “María<br />
Magdal<strong>en</strong>a, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle”[122], la<br />
palabra Salomé no está <strong>en</strong> caso g<strong>en</strong>itivo, como si quisiera decir María, la madre de Salomé,<br />
como justo antes había dicho María, la madre de Santiago, sino que está <strong>en</strong> caso nominativo y<br />
<strong>en</strong> género fem<strong>en</strong>ino, como resulta claro de la versión Griega, donde la palabra está escrita<br />
Salw[macron]mh. Más aún, esta María Salomé era la esposa de Zebedeo[123], y la madre de los<br />
Apóstoles Santiago y San Juan, como apr<strong>en</strong>demos de los dos Evangelistas, San Mateo y San<br />
Marcos[124], así como María, la madre de Santiago era la esposa de Clopás, y la madre de<br />
Santiago el m<strong>en</strong>or y de San Judas. Por lo cual la verdadera interpretación es esta: que María, la<br />
mujer de Clopás, era llamada hermana de la Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada Virg<strong>en</strong> <strong>por</strong>que Clopás era el<br />
hermano de San José, el Esposo de la Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada Virg<strong>en</strong>, y <strong>las</strong> esposas de dos hermanos<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el derecho de llamarse y ser llamadas hermanas. Por la misma razón Santiago el m<strong>en</strong>or<br />
es llamado el hermano de nuestro Seńor, aunque sólo era su primo, pues era el hijo de Clopás,<br />
qui<strong>en</strong>, como hemos dicho, era el hermano de San José. Eusebio nos brinda este relato <strong>en</strong> su<br />
historia eclesiástica, y cita, como autoridad digna de fe, a Hegesipo, un contem<strong>por</strong>áneo de los<br />
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