You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Ánima</strong> <strong>Barda</strong> - Pulp Magazine<br />
12<br />
incapaz de regresar a la superficie luminosa<br />
y vivaz del castillo.<br />
- ¡No te duermas, Aru, esto es divertido!<br />
-logró oír que decía Nastia.<br />
Un destello de su melena pelirroja se<br />
perpetuó en la oscuridad hasta convertirse<br />
en una bola de fuego, que se fue<br />
apagando, transformándose en una llama<br />
de un triste color verde pálido. Alargó<br />
los dedos para poder tocarlo.<br />
- No se preocupe por la Princesa -la<br />
voz de Mammie era un murmullo en su<br />
conciencia-, estará aburrida porque aun<br />
no es su turno.<br />
Quiso gritar negándolo, pero estaba<br />
demasiado aturdida. Alargó la mano<br />
para alcanzar esa luz que se iba alejando<br />
de ella.<br />
- Aru, ¿qué estás haciendo?<br />
Sólo veía la rueca iluminada por la<br />
luz y una voz fría como un témpano de<br />
hielo se coló por las rendijas de su mente<br />
y le heló la sangre.<br />
- ¡Tócalo!<br />
Alargó la mano un poco más.<br />
- ¡Aru, no!<br />
La aguja pinchó su dedo. Una gota<br />
de sangre le resbaló por la piel hasta<br />
precipitarse hacia el suelo. La luz se<br />
desvaneció y volvió a encontrarse en el<br />
cuarto más alto de la torre, pero ya era<br />
demasiado tarde. Nastia se había levantado<br />
de un salto y permanecía inmóvil,<br />
a la espera de cualquier señal. Mammie<br />
estaba situada a su lado, sonriendo de<br />
oreja a oreja mientras veía como se desvanecía<br />
su mundo y el aire se le escapaba<br />
de los pulmones y se mezclaba con la<br />
noche de verano.<br />
La misma voz volvió a susurrarle:<br />
- Las ruecas se prohibieron para que<br />
no murierais, Princesa. El maleficio de<br />
Maléfica era ese...<br />
El frío había desaparecido y empezaba<br />
a hacer un calor sofocante.<br />
Se desplomó.<br />
Nastia se lanzó a su lado y chilló pidiendo<br />
auxilio. En la lejanía, uno de los<br />
perros de caza aulló, despertando al<br />
resto de la jauría.<br />
- Ya es demasiado tarde -dijo Mammie.<br />
Su rostro arrugado se estaba recomponiendo<br />
en el centelleante rictus de<br />
una mujer joven y hermosa. El cabello<br />
corto y canoso se desenvolvió en una<br />
melena larga y rizada, tan negra como<br />
sus ojos, las arrugas desaparecieron y<br />
sus labios se curvaron en una sonrisa<br />
letal, roja como el fuego de los infiernos.<br />
- ¿Quién sois vos? -exigió saber Nastia<br />
a la par que extraía un cuchillo de la<br />
capa de su prima, que yacía en el suelo<br />
pálida como una muerta. Su cuerpo había<br />
empezado a enfriarse.<br />
- ¿Yo? Yo sólo soy Maleficient. Mally,<br />
para mi madre.<br />
- ¿Tú eres...?<br />
- Puedes llamarme Maléfica, todos lo<br />
hacen.<br />
- ¡Socorro!<br />
- Nadie vendrá -la avisó, como si se<br />
tratase de un hecho obvio.<br />
- ¡Aurora ha muerto!<br />
Eso pareció surtir efecto. Se oyó un<br />
chillido a lo lejos, seguido por varios<br />
otros que sonaron aterrorizados. Pero<br />
por encima de todo el bullicio que se<br />
estaba armando, se oyó claramente a la<br />
Reina.<br />
- ¡Maléfica!<br />
- ¡Emro y sus barbas! -exclamó Maléfica<br />
mientras soltaba una carcajada-.<br />
Esa mujer tiene una memoria de elefante.<br />
No despertará, pequeña Nastia -dijo<br />
al ver que Nastia intentaba hacerla re