VOCES DE SAN LUIS.pdf - Gobierno de San Luis

He aquÌ lo quÈ ese dÌa memorable para San Luis, para sÌ misma y su
generaciÛn y las sucesivas, pronunciÛ en la Escuela Normal de NiÒas, al recibir
su diploma:
-ìEn circunstancias en que por resoluciÛn del gobierno nacional se nos
confiere el tÌtulo que nos habilita pata ejercer el noble apostolado del
magisterio, he creÌdo del caso ocuparme de la influencia que la mujer ejerce en
la sociedad, para deducir de allÌ la necesidad de su educaciÛn, como ˙nico
medio, no sÛlo para corregir sus propios defectos, sino tambiÈn para que pueda
contribuir a la obra de la civilizaciÛn, es decir, de la perfectibilidad, trayendo
todo el tesoro de sus sentimientos todo el poder de sus facultades.
ìLa historia nos dice con el concluyente lenguaje de los hechos, que la
mujer, desde los tiempos bÌblicos hasta nuestros dÌas, no es ni ha podido ser
m·s que lo que el hombre le ha permitido que sea.
ìEn efecto, el GÈnesis comienza conden·ndola a estar bajo la potestad
del varÛn, y Èste hace pesar esa potestad hasta olvidarse que debiera ser su
compaÒera y amiga y la reduce al m·s humilde esclavitud en que hasta el
presente sufre en los pueblos de Oriente.
ìM·s adelante, a medida que la civilizaciÛn ha ido abriÈndose paso a
travÈs de los errores y preocupaciones de todos los pueblos y todas las
Èpocas; la mujer tambiÈn ha ganado en su condiciÛn y valiÈndome de la
expresiÛn de ConcepciÛn Arenales, dirÈ que cuando se le ha aligerado el peso
de su cadena, siempre ha dado un paso hacia el bien y que puede calcularse el
lugar que merece un pueblo en la consideraciÛn del mundo por el puesto que
en Èl ocupa la mujer.
ìY observa, adem·s, que la mujer ha recorrido con paso firme todos los
buenos caminos que no se le han cerrado y que siempre que se le ha indicado
una vÌa que conduce a un alto fin, siempre marcha por ella a pesar de las
dificultades que la obstruyeron.
ìDice textualmente: Nos abristeis camino del cielo y llenamos los
fÈretros de m·rtires y los altares de santos. Nos declarasteis capaces de
ejercer caridad y recogimos a los niÒos y consolamos a los ancianos y
cuidamos a los enfermos y auxiliamos a los moribundos.
ìNecesitando el hombre cuando se ha civilizado, que la mujer tomara
parte en los espect·culos que le divierten, le ha permitido que baile y cante,
que toque y que declame y en las regiones del arte le ha visto elevarse tanto
como Èl. La mujer, pues, ha sido m·rtir, santa, sacerdotisa de la caridad y
artista; ha sido todo los que se le ha permitido ser.î
ìLa sociedad comete una verdadera injusticia con la mujer, al poner
diques, al no apartar los obst·culos que se oponen a su desarrollo intelectual y
moral.
(Luego se extiende en consideraciones a cerca de esta situaciÛn de la
mujer, y sus reflejos en la sociedad.) Y contin˙a: ìSin retrogradar a la Època
fabulosa de las amazonas, ni al tiempo de Licurgo y SolÛn en que la mujer
espartana y no las leyes de aquellas, infundÌa el ardor bÈlico, ni a la Edad
Media, en que la mujer tambiÈn armaba el brazo de los paladines, no
encontramos en nuestro paÌs mismo, ejemplos semejantes que demuestran la
influencia de la mujer argentina?
ìSÌ seÒores, en las p·ginas m·s brillantes de nuestros anales, allÌ
figura la mujer.