Obra Completa

trepa a la cima y en râpida curva se oculta tras de los primeros contrafuertes
de la montana que son a esa hora, vistos desde donde estoy, una
masa de negruzca neblina argentada, rizada por los verdes matorrales
que se destacan sobre el segundo contrafuerte cuya confusa masa de
detalles esfuma la niebla velàndolos. Allâ a 10 lejos, la oscuridad azulosa
de los montes dei fondo, con sus perfiles de puntiagudos picachos y denteladas
rocas que se cortan oscuras en un ângulo de anfractuosas sinuosidades
sobre el diâfano azul pâlido deI cielo y la blancura deslumbrantc
de ras nubes matinales. .
Vuelvo los ojos hacia abajo y veo el valle con 10 verdoso de su al­
(ombra vegetal, sobre la cual Ilota un poco de niebla, manchado aqui
y alli con las masas oscuras de los matorrales y de los grupos de ârboles,
cruzado por las lineas delgadas y amari1lentas de los caminos, por los
hiles negros de la ferrovia y por el plateado zig-zag dc1 torrente que
10 atraviesa; y en un recodo de la hondonada, al pie de la montaiia
divise los techos, la cûpula de la iglesia y el cementerio del pueblecito.
medio oculto POT la oscuridad verdosa del foUaje, y al frente, en el
horizonte donde la niebla interpuesta vuelve a borrar los detaUes, las
ondulaciones de los perfiles y la confusa masa azulosa de otra cordillera,
que abriéndose en irregular brecha, muestra en el fondo ln cegadora
blancura inrnaculada de un ventisquero.
la naturaleza, jpero la naturaleza contemplada asl, sin que una voz
humana interrumpa el dléloao que con el alma pensativa que la escucha
entabla ella, con las voccs de sus aguas, de sus follajes, de sus vientos,
con la cterna poesia de las luces y de las sombras! Cuando aislado as]
oc rodo vinculo hurnano. la oigo y la siento, me pierdo en ella como
en una nirvana divina. Una noche en medio dcl Atlânnco, sentado en
la popa del buque donde dormian ya los pasajeros, tranquilo, sin
preocupaciôn personal ninguna, me abandoné como 10 he hecho estas
rnaüanas a su misterioso sortilegio v a la fascinadora orgla que es para
mi contemplarla. No habla luna. El buque era una masa negra que
hula en la sombra. El mar calmado T el cielo de tin azul sombrio y
purisimo se confundian en el horizonte: las constelaciones y los planetas
resplaudecian en el fonde dei azul infinite; el hervïdero de soles de
ln via lâctea era un camino de luz pâlida en la inmensidad negra y
abnio la esrcla