Obra Completa

- De pensar que a las mujeres que nacen alla no las consiguen ni
los principes- le dije, aludiendo a la carcajada que le solt6 al de
Pontavento la noche dei baile en que quiso besarle una mano.
- No, esas son para los que las conocen desde que nacieron y las
conslenten como tu a mi. Estas de aqui seran mas lindas y mas elegantes-
dijo, pero no saben querer. Aquf nadie quiere a nadie. ,Sabes
tu 10 que a mi me parecen las parisienses? .. Muiiecas vivas ... -
aâadiô, soltando una carcajada-. ,Tu crees que alguna de esas es
capaz de querer como queremos nosotras]
Asi se han ido tres meses casi, en diâlogos de esos, en siestas dormidas
en las dos hamacas, que hiee colocar entre las palmas deI invernâculo,
en paseos de que volviamos con los ojos llenos dei color y
el olor del campo, donde pasàbamos las mafianas en rasguear una bandola
que tenia yo en mi escritorio como adorno, y hacer sonar en el
aire de Paris las dejativas canciones de la tierra donde nacimos. . . Le
he ofrecido ir a San Sebastian y a Biarritz, para donde se la Ilevé
Paco a ver toros.
-Oye; alla oiremos siquiera hablar espaüol y no me llarnarân Madame.
Vamos a estar felices; vendras, ècierto?
-jMe Ja has curado, Pepillol Mirala cémo esta de rosada y de
gorda. .. Han sido los paseos contigo. No se c6mo agradecértelo. Si
vieras el buen humor que tiene ahora. Antes vivia suspirando. Ven
a San Sebastian y alla completarâs la obra. ~Te csperamos precisamente?
Instale tû, Consuelo- le decia el marido esta maüana, al dejarlos en
la estacién, donde cruzamos la ûltima mirada, y le estreché la mano
que no volveré a sentir en las mias pOt mucho tiempo, porque, cansado
de besos, de mimes, de enervamientos y de lascivias, me iré dentro de
tres semanas a Nueva York a ver si los negocies a la americana y el
hard work me curan deI mal de vivir y dei asco de la vida que estoy
sintiendo ...
jY no me he ido! Si vuelve, le ccrraré brutalmente la pucrta y haré
que alguien le sugiera al marido que no la deje salir sola, porque corre
peligro de que se dan de él, si siguen viéndola con migo. Desde su ida
me he consagrado a revisar mi plan concebido en Suiza en el verano
pasado, en los dias en que vivi en el picacho abrupto donde no Ilegaba
ni el ruido de la canallerta humana. Tranquilos los sentidos por los
excesos de los meses pasados, he vuelto a vivir la vida verdadera y a
sentir que me renacen las a1as que me habian cortado las tres Dalilas,
la lectora de Nietzche, la sensual romana y mi sentimental y perezosa
amiga, que no ha leido, a Dios gracias, ningûn libro que le haya
quitado del alma el perfume de sencillez que la hace adorable.
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18 de septiembre.