Obra Completa

Salieron dei comedor, él adelante, ella atrâs, y al volver la cabeza para
que fucra mia otra mirada larga, pensativa y profunda de los grandes
ojos azules, el brille de éstos, la palidez exangüe y como luminosa dei
semblante y la esbeltez dei cuerpo largo y delgado, le dieron a mis ojos,
al veria, asi, sobre el fonde negro que enmarcaba la puerta, el aspecto
de una aparici6n.
Vnos minutos después, al levantarme de la mesa, el brille de un
objeto caido al pie del asiento donde se habia sentado, me hizo acercarme
y recogerlo, Era un camafeo sobre cuyo fondo gris 10 blanco del relieve
forjaba una rama con tres hojas, y revoloteando sobre eIlas, una mariposa
con las alas abiertas, La piedra estaba montada en Oro mate, en
forma de broche y las joya, de una perfecci6n insuperable de trabajo, sc
le habia caido, seguramente, al quitarse el abrigo.
La guardé para entregârsela al dia siguiente y encontrar en la ocasi6n
dada por la casualidad, un principio de relaciones, y sali a buscar en el
registre de la porteria los nombres de los singulares viajeros. Habian
Ilegado hacia tres horas y habia dicho él que pasarian dos dias en el
hotel al tomar el departamento rnarcado con el numero 9, una gran sala
con dos alcobas laterales, situado en el segundo pise y con vista sobre
el jardin. Venian de Niza, no habian anotado el lugar a donde sc dirigian
y estaban inscrites con los nombres de Conde Roberto de Scilly
y Helena de Scilly Dancourt.
Una Idea extrafia me cruzé por la mente. Aquel nombre, Helena, no
evocaba en mi ninguna figura de mujer que se fundiera con él, ninguna
de las que han atravesado mi vida, dejandome la melancolia de un fin
de amor tras de los fugitivos sntusiasmos, se Ilamaba asi, sofïé en la
princesa Helena dei idilio de Tenysson y mentalmente la llamé Helena,
como a una amiga de la infancia.
Una mano enguantada de cabri tilla oscura se apoy6 en mi hornbro
sacàndome de mis sueûos, Era la de Enrique Lorenzana, uno de mis
armgos de la adolescencia, que vive en Londres y que, de paso por Ginebra,
en los dias anteriores, habla venido a verme sin lograrlo porque
mi criado, mientras estuve bajo la influencia del opio, no dej6 entrar
a nadie al departamento, dando como excusa, por orden mia, una enfermedad
grave.
- Hombre -de dijo estrechéndomc la mano entre las suyas-, he
venido a verte tres veces y no 10 he conseguido , .. ,Ha sido grave el
mal? .. Estas horriblemente desfigurado y pâlido y nenes un aire de
crapula, que a no conocerte me haria pcnsar horrores de ti. .. -agrego
familiarmente y después de convcrsar conmigo media hora en el cuarto
de fumar, donde dos yankees atléticos y sanguineos infcctaban el aire
con el humo de sus cigarrillos de Virginia y se envenenaban sisternâticamente
con whisky oloroso a petréleo, me obligé a vestirme y a acompanarlo
a una conferencia de historia que daba esa noche una notabilldad
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