Obra Completa

En Ultimo término, a un choque profundo con su sociedad. Sin duda
los anos mas odiosos de su vida son los inmediatamente anteriores a su
viaje a Caracas. En 1894 escribe a Baldomero Sanin Cano sobre el
posible traslado de su madre y su herrnana a la capital venezolana:
( ... ) cuando recuerdo los dos ültunos aüos, las decepciones, las luchas,
mis clncuenta y dos ejecuciones, el papel moneda, 10$ chismes bogotanos,
aquells vida de convento, aquella distancia dei mundo, 10 acepto todo con
la esperanza de arrancar a mis viejas encantadoras de esa cuita capital 7.
Evidentemente, Silva queria ser rico, cosmopolita, tener éxito en
los negocies, triunfar con la imaginaciôn; pero despreciaba su medio
social, la esmirriada cIase en que se movia, la mezquindad y la pequefiez
de su ambiente; el dinero para él era una manera de salir, de abandanar,
de ignorar ese medlo y esa clase. Su conflicto no era tante con el dinero
mismo cuanto con la vulgarldad y la tonteria rnaliciosa de los "sefiores
Uribe", y con la falta de respuesta que encontraba en otras clases
sociales, analfabetas y explotadas, Silva rechazaba el presente, el aqui
y el ahora, pero en términos concretos, no en abstracto. Estos términos
se generalizan en su obra, pero sicmpre parten de una base concréta.
El rechazo dei presente y la condena que hace repetldas veces de la
"realldad'', son gencrallzaciones del conflicto con su circunstancia inrnediata,
su situaci6n concréta, en medio de ese ambiente confuse y
convulsionado, mezcla de arcaîsmo y modernidad, dei fin de siglo.
"Nuestra época Mediocre y ruin"; "estas sociedades decrépitas'', son
frases que en De sobremesa se pueden encontrar con ft'ecuencia, asi
como también en algunos poemas. "Presente" y "realidad" son térmlnos
equivalentes en una pagina de )a novela que merece transcribirse a
pesar de su extension, ya que plantes ese conocido y acuciante conflicto
del intelcctual latinoamericano de la época: la "materia" y el espiritu:
(La realidad ... ? Llaman realidad a todo 10 mediocre, todo la trivial, todo
10 insignificante, todo 10 despreciable; un hombre pdctico es el que ponlendo
una inteligencia escasa al servicio de pasiones mediocres, se constituye una
renta vitalicia de irapreslones que no valen la pena de sentirlas ( ... ).
ILa realidad! ILa vida resll jLes hombres practlcos!... iHorrorl... Ser
prâctico es aplicarse a una empresa me:z.quina y ridicula, a una empresa de
aquellas que vosotros despreciasteis, lob! colosos, iohl creadores, [ohl padres
de los que Ilamamos el alma hum.na, que impedisteis con vuestra subli­
IQ.es locuras que nuestros Oj05 iluminados por un resta de la luz que hradî6
de vuestros esplritus, DO sean los ojos atonos de los rumiantes ... ) 1V~
sotros 00 fuisteis practicos] [ohl poetas, [ob! genios, iobl faros, [oh! padres
dei espfritu humano que atravesasteis la vida amando, odiando, cantando, 50iiaDdo,
mendigando mieotras que los ottos se emlquecian, goz.aban )' morlan
satisfechos y tranquilos!
1 Id. Ibid., pâg. 384.
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