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GUERRA ESPIRITUAL<br />
El poder y la gloria<br />
de Dios en sus Salmos, y sus profetas también declaraban su<br />
gloria. Los escritos de David y de Isaías son grandes ejemplos<br />
de esto. David tenía un relación singular con Dios, y refleja<br />
su comprensión de Dios al decir: "Proclamad entre las naciones<br />
su gloria, en todos los pueblos sus maravillas" (Salmo<br />
96:3). La proclamación ("proclamad su gloria") y la demostración<br />
("sus maravillas") van de la mano -un principio que<br />
también vemos claramente demostrado en el ministerio de<br />
Jesús. James Kallas tiene una discusión que es especialmente<br />
útil en esta área en su libro The Significance ofthe Synoptic<br />
Miracles.2 Kallas argumenta convincentemente que la demostración<br />
del poder de Jesús sobre los demonios y su habilidad<br />
para realizar milagros no eran únicamente para validar<br />
su identidad y mensaje; éstos, de hecho, eran parte de su mensaje.<br />
La victoria sobre los demonios era la evidencia de la presencia<br />
del Reino de Dios (Mateo 12:28); y de la obra que Él inició en<br />
relación con su Reino, nosotros debemos continuarla.<br />
Isaías tenía un concepto claro de la universalidad y<br />
soberanía de Dios, especialmente se refleja en pasajes tales<br />
como los capítulos 40 y 45. Isaías era el profeta de guardia<br />
cuando Senaquerib puso sitio a Jerusalén en los días del rey<br />
Ezequías, y fue Isaías quien mandó la gráfica palabra de Dios<br />
a Senaquerib:<br />
Porque contra mí te airaste,<br />
y tu arrogancia ha subido a mis oídos;<br />
pondré, pues, mi garfio en tu nariz,<br />
y mi freno en tus labios,<br />
y te haré volver por el camino<br />
por donde viniste.<br />
Isaías 37:29<br />
El conflicto entre Israel y las naciones es uno de los temas<br />
principales del Antiguo Testamento. Desde la perspectiva de un<br />
observador casual, parece ser normal el conflicto armado entre<br />
enemigos sobre una variedad de cuestiones. Sin embargo, una<br />
atención más cercana a los registros de las Escrituras indica<br />
que la victoria o la derrota siempre fue una cuestión de la<br />
intervención de Dios basada en la fe y la obediencia de Israel.<br />
Podían ir en contra del enemigo con las probabilidades<br />
militares en su contra y ganar de una manera decisiva (por<br />
ejemplo, Jueces 6, 7; 2° Crónicas 20), o podían tener lo que<br />
aparentemente era una superioridad militar convincente y perder<br />
(por ejemplo, Josué 7; Isaías 30: 1-5). La cuestión siempre fue la<br />
obediencia y la fe de Israel. Cuando actuaron basándose en el<br />
verdadero carácter de Dios y en la confiabilidad de sus<br />
promesas y en su verdadera identidad como el pueblo de Dios,<br />
Dios les dio la victoria. Y Dios dice a través del salmista:<br />
i0h, si me hubiera oído mi pueblo,<br />
si en mis caminos hubiera andado Israel!<br />
En un momento habría yo derribado a sus enemigos,<br />
y vuelto mi mano contra sus adversarios. 11<br />
Salmos 81:13,14<br />
¿Qué tiene que ver todo esto con el tema de la guerra<br />
espiritual definida como conflicto con los poderes demoníacos?<br />
Precisamente esto: los dioses de las naciones eran en<br />
realidad ángeles caídos enmascarados como dioses, haciendo<br />
que las personas fuesen cautivos de ellos al mantenerlos<br />
ignorantes de la verdad sobre Yavhé. La cuestión real era<br />
entre Dios y los ángeles, no sólo entre las personas de la<br />
nación de Israel y las personas de las demás naciones. Porello<br />
es que las batallas siempre fueron ganadas o perdidas basándose<br />
en el poder espiritual, y no en el poder militar.<br />
Gloria, adoración, y servicio<br />
Una implicación de esto es el principio de que el servICIO<br />
aceptable siempre está basado en la adoración aceptable; la<br />
verdadera adoración siempre guiará al verdadero servicio. Pueden<br />
haber actividades por parte del pueblo de Dios a las cuales<br />
se les llame adoración, pero que son totalmente inaceptables<br />
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