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GUERRA ESPIRITUAL<br />

La defensiva cristiana<br />

del Espíritu. Es más bien una cuestión del grado en el que mi<br />

vida está bajo la guía que viene de Dios a través del ministerio<br />

de "el Espíritu de sabiduría y de revelación" (Efesios 1: 17).<br />

Además, si Dios y un espíritu maligno no pueden estar en el<br />

mismo lugar y al mismo tiempo, entonces, dada la omnipresencia<br />

de Dios, los demonios no pueden estar en ningún lugar.<br />

El punto al que quiero llegar es que la lógica basada en<br />

las analogías físicas nos falla cuando tratamos con el mundo<br />

espiritual. La manera en que interactúan el mundo espiritual<br />

y nuestros cuerpos físicos también es un área de estudio, la<br />

cual desconcierta a los científicos. Ellos, por supuesto, generalmente<br />

no hablan de los espíritus, pero sí reconocen una<br />

p,a:te no material de la persona que parece controlar la parte<br />

flSlca de ella. Hay una charla, por ejemplo, sobre la mente y<br />

el cerebro y cómo interactúan. Sir John Eccles, en su libro The<br />

Neurophysiological Basis ofthe MincP dice: "En esta discusión<br />

sobre el funcionamiento del cerebro, inicialmente se lo<br />

consideró como una "máquina" que operaba según las leyes<br />

de la física y de la química". Sin embargo, él continúa y<br />

expresa la frustración de los científicos al decir, "Parecería<br />

que es (el cerebro) la clase de máquina que un "fantasma"<br />

podría operar, si por fantasma queremos decir en primer lugar<br />

un "agente" cuya acción ha escapado incluso a la detección<br />

de los más delicados instrumentos físicos".3 El cerebro humano<br />

es claramente parte del cuerpo físico, y permanecerá con<br />

el cuerpo después de morir. Sin embargo, es la sala de controles,del<br />

resto del cuerpo, y cualquiera que lo controle, controlara<br />

el cuerpo.<br />

La cuestión por ahora, es el grado en el que lo controlo<br />

por mi propia s~que, el Espíritu Santo lo controla a través de<br />

mi sumisión a El, o un demonio lo controla a través de las<br />

mentiras, con las cuales él me engaña para que las crea.<br />

Generalmente entendemos que entre más saludable sea en mi<br />

pensamiento, serán más sanas las expresiones de mi vida a<br />

través de mi cuerpo. Por eso, somos amonestados por Salomón,<br />

"Sobre toda cosa guardada, guardo tu corazón; porque<br />

de él mana la vida" (Proverbios 4:23).<br />

Si somos creyentes, el Espíritu Santo se convierte en una<br />

parte importante de nuestras vidas, hasta tal grado como para<br />

no querer "contristarlo" (Efesios 4:30). Esta influencia puede<br />

ir desde la ayuda con los procesos más básicos de la vida hasta<br />

los dones sobrenaturales exhibidos por Jonathan Goforth en<br />

China. El dominio de Goforth de chino era tan malo que a los<br />

chinos no les gustaba que intentara predicar en su lengua.<br />

Preferían que utilizara un intérprete. Entonces, una noche<br />

Dios le dio el don de hablar chino y esa noche las personas<br />

no querían que dejara de predicar. El Espíritu Santo enviaba<br />

estímulos al cerebro de Goforth que claramente no eran<br />

"naturales". El Espíritu Santo puede hacer eso, y ese don<br />

continuó a través de toda su vida. 4<br />

Los espíritus malignos también tienen acceso a nuestro<br />

cerebro. Pueden tentarnos introduciendo pensamientos a<br />

nuestra mente. Incluso Satanás hizo eso con Jesús. Los demonios<br />

fueron mucho más lejos que eso con el endemoniado<br />

gadareno. No hay razón para creer que en tales casos los<br />

demonios pasan por encima del cerebro. Así que la cuestión<br />

no es si hay un demonio en mi cuerpo causando una actividad<br />

no deseada, sino si tiene acceso a mi mente a través de mi<br />

fracaso en utilizar mis defensas en contra de él.<br />

Estamos hablando sobre la relación entre mi espíritu, el<br />

Espíritu Santo y un espíritu maligno. Esa no es una cuestión<br />

de espacio. Es una cuestión espiritual. Dónde se localiza el<br />

demonio -dentro o fuera- no es la cuestión real, el caso es,<br />

¿a quién le cedo el control?<br />

Cuando me convierto en creyente, el Espíritu Santo viene<br />

a vivir dentro mío. Un demonio jamás puede obligarlo a que<br />

se marche (la Juan 4:4). Conforme "andemos también por el<br />

espíritu" (Gálatas 5:25), andando en fe y en obediencia no<br />

necesito temer una invasión demoníaca. Eso no quiere decir<br />

que no necesito estar preparado para los ataques del enemigo,<br />

sino que no necesito vivir en temor. Sin embargo, si no busco<br />

la verdad y no ando en obediencia, puedo darle pie al enemigo<br />

para que tenga éxito en su ataque.<br />

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