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GUERRA ESPIRITUAL<br />
El arma final<br />
extraña "...pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe<br />
en la tierra?" (Y. 8b).<br />
Parece que la fe no fuese la cuestión en la parábola. Era la<br />
suma persistencia de la viuda. El personaje que a menudo se pasa<br />
por alto en la parábola es el adversario; la fe mencionada es la<br />
clase de fe que se necesita para enfrentar al adversario. Basada<br />
en este modelo, la oración se convierte en encontrar la voluntad<br />
de Dios e insistir en ella en contra del enemigo.<br />
El paralelo del Antiguo Testamento es la oración de Daniel<br />
en el capítulo 10. Cuando el ángel vino con la respuesta<br />
a la oración de Daniel, dijo: "....no temas; porque desde el<br />
primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte<br />
en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa<br />
de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de<br />
Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel,<br />
uno de los principales príncipes, vino para ayudarme..."<br />
(Y.12,13). En la parábola, Jesús dijo que Dios vengaría a los<br />
suyos "en breve", yen Daniel se nos dice que Dios empezó<br />
su respuesta la primera vez que Daniel oró. Sin embargo, la<br />
respuesta de Daniel fue retrasada debido a la guerra en las<br />
regiones espirituales; así que tuvo que ayunar y orar durante<br />
veintiún días. Jesús nos pregunta si tenemos la clase de fe que<br />
está dispuesta a perseverar en la oración como lo hizo Daniel.<br />
Esa es la clase de oración que ata al hombre fuerte y que ve<br />
la voluntad de Dios realizada.<br />
En este modelo, la oración no somos sólo Jesús y yo teniendo<br />
una visita amistosa. Si empieza de esa manera, pronto involucrará<br />
a un enemigo que está decidido a evitar que la visita llegue al<br />
punto de liberar el poder de Dios en contra de él y que se le<br />
reclame territorio para la causa de Cristo. Satanás no es amenazado<br />
excesivamente por la clase de oración que permanece<br />
dentro de la comunidad cristiana. Mientras no lo estemos<br />
echando de la vida de las personas, dejará que seamos tan<br />
religiosos como queramos. Pero si empezamos a tomarnos en<br />
serio nuestro llamamiento al servicio cristiano y en especial a<br />
nuestra comisión de la evangelización mundial -10 digo<br />
como advertencia- todo el infierno se puede desencadenar.<br />
Por esto es que las personas me dicen: "Cuando era un<br />
cristiano carnal y no me ocupaba de mi vida cristiana, no tenía<br />
estos problemas. Y ahora que he consagrado mi vida a Cristo<br />
y me estoy involucrando más en el ministerio parece que los<br />
problemas no se acaban. ¿Cómo puede ser esto?" Mi respuesta<br />
es: "Bienvenido a la guerra".<br />
Sí, la oración verdaderamente es dar el último golpe<br />
contra el enemigo, y podemos esperar que se lance un contraataque<br />
en contra nuestra. Pero eso debería servir para<br />
convencemos de que la oración es de alta prioridad en la<br />
guerra espiritual. Debemos asegurarnos de que cuando el<br />
Hijo del Hombre venga halle fe en la tierra.<br />
Conclusión<br />
El hecho es que estamos involucrados en una guerra espiritual<br />
nos guste o no. Podemos estar ganando o perdiendo pero no<br />
hay forma de que declaremos ser neutrales. Muchas veces le<br />
he dicho al Señor que me gustaría que me diera una baja<br />
honrosa; pero esa baja sólo se otorga cuando estamos listos<br />
para irnos a casa, y ese tiempo aún no me ha llegado. Cuando<br />
estuve en el ejército durante la guerra, vi a muchos hombres<br />
que estaban más preocupados en cómo salir del trabajo que<br />
en cómo podían hacer que la guerra terminara. Ya he mencionado<br />
la ocasión en que estábamos al frente de la batalla casi<br />
sin provisiones, incluyendo municiones, debido a que las<br />
tropas que se encargaban de las provisiones no tenían la<br />
misma perspectiva de la guerra que aquellos que estaban en<br />
el frente. Muy a menudo, esa es la figura de la Iglesia.<br />
Que la Iglesia de Cristo pueda reconocer la realidad de la<br />
guerra en la que estamos involucrados, el incomparable<br />
poder que está a nuestra disposición a través de la cruz, y la<br />
inevitable responsabilidad de apropiarnos del poder para<br />
llevar a cabo la comisión de nuestro Señor hasta que su<br />
regreso señale el fin de la guerra.<br />
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