obras-completas-de-sigmund-freud-volumen-xxi
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que trataba a sus lectores como autor. Vale <strong>de</strong>cir, en las<br />
pequeñas cosas era sádico hacia afuera; en las cosas mayores,<br />
sádico hacia a<strong>de</strong>ntro, y por tanto masoquista, o sea el<br />
más blando, manso y solícito <strong>de</strong> los hombres.<br />
De la complicaciói. <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> Dostoievski hemos<br />
espigado tres factores, uno cuantitativo y dos cualitativos:<br />
la extraordinaria altitud <strong>de</strong> su afectividad, la disposición<br />
pulsional perversa que <strong>de</strong>bía moverlo a ser un sadomasoquista<br />
o un <strong>de</strong>lincuente, y el talento artístico, no analizable.<br />
La existencia <strong>de</strong> este conjunto sería perfectamente viable<br />
sin neurosis; hay, en efecto, masoquistas plenos no neuróticos.<br />
De todos modos, <strong>de</strong> acuerdo con la relación <strong>de</strong> fuerzas<br />
entre las exigencias pulsionales y las inhibiciones que las<br />
contrarrestan (más'las vías <strong>de</strong> sublimación disponibles),<br />
habría que clasificar a Dostoievski como uno <strong>de</strong> esos caracteres<br />
llamados «apasionados» {«triebhaft»). Pero la situación<br />
es perturbada por la copresencia <strong>de</strong> la neurosis, que,<br />
según dijimos, no sería indispensable bajo esas condiciones,<br />
pero se produce tanto más fácilmente cuanto más rica es<br />
la complejidad que el yo <strong>de</strong>be dominar. Ahora bien, la<br />
neurosis no es más que un signo <strong>de</strong> que el yo no consiguió<br />
esa síntesis, <strong>de</strong> que perdió su unicidad en el intento.<br />
Pero, ¿cuál es la prueba <strong>de</strong> la neurosis en sentido estricto?<br />
Sobre la base <strong>de</strong> sus graves ataques, acompañados<br />
<strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong> conciencia, convulsiones musculares y la <strong>de</strong>sazón<br />
subsiguiente, Dostoievski se calificó <strong>de</strong> epiléptico, y<br />
por tal lo tuvieron los <strong>de</strong>más. Ahora bien, es en un todo<br />
probable que esta llamada epilepsia sólo fuera un síntoma<br />
<strong>de</strong> su neurosis, que, por tanto, <strong>de</strong>bería clasificarse como<br />
histeroepilepsia, vale <strong>de</strong>cir, histeria grave. Hay dos razones<br />
que impi<strong>de</strong>n lograr certeza plena: la primera, que los<br />
datos anamnésicos sobre la llamada epilepsia <strong>de</strong> Dostoievski<br />
son <strong>de</strong>ficientes y no confiables; la segunda, que no es<br />
clara la concepción <strong>de</strong> los cuadros clínicos ligados con ataques<br />
epileptoi<strong>de</strong>s.<br />
Abor<strong>de</strong>mos primero el segundo punto: Huelga repetir<br />
aquí toda la patología <strong>de</strong> la epilepsia, que no aporta nada<br />
<strong>de</strong>cisivo; empero, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que a pesar <strong>de</strong> ello se sigue<br />
<strong>de</strong>stacando como aparente unidad clínica el viejo morbus<br />
saccr, la ominosa {unheimlich} enfermedad con sus impre<strong>de</strong>cibles<br />
ataques convulsivos, en apariencia no provocados,<br />
su alteración <strong>de</strong>l carácter, que se vuelve irritable y<br />
agresivo, y el progresivo <strong>de</strong>sfallecimiento <strong>de</strong> todas las operaciones<br />
intelectuales. Pero hacia cada uno <strong>de</strong> sus extremos<br />
ese estado se volatiliza en lo in<strong>de</strong>terminado. Los ataques<br />
que se presentan brutalmente, con mor<strong>de</strong>dura <strong>de</strong> la lengua<br />
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