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VE-04 JULIO/AGOSTO 2014

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justificaba, porque un anciano cruzó con lentitud la vía, y al tratar de<br />

evitarlo por la prisa que tenía, no lo vio.<br />

Al instante, se formó una gran tranca, las cornetas de los carros<br />

desquiciaban con su impaciencia, y entre gritos y diretes, se terminó de<br />

cogestionar la tarde, que ya con la carga gris que arrastraba su paso<br />

lento, hizo más pesado el aire que necesitaba inhalar su débil corazón.<br />

Su madre se percató de su malestar, y preocupada al verlo tan cansado,<br />

decidió dejarlo en la esquina para buscar un poco de agua en un negocio<br />

cercano.<br />

Desde allí, sentado en la acera, observó como el hombre del<br />

negocio discutía con otra mujer, que le reclamaba por el sobreprecio en<br />

sus artículos, motivo por el que retrasaba la atención a su mamá.<br />

Aturdido por tanta incomprensión, desvió su mirada hacia la otra<br />

esquina, percatándose de lo que nadie en sus descontroladas emociones<br />

advirtió; era un anciano tendido junto a un bote de basura, muy próximo<br />

al semáforo donde comenzó la discusión.<br />

El niño, casi sin aliento, decidió caminar hacia él. Al llegar le ofreció<br />

su ayuda, pero el anciano con una mirada dulce, y humedecida de dolor,<br />

solamente lo tomó de la mano, y le pidió por la libertad de un palomo,<br />

que llevaba en una caja agujereada y atada con un cordel.<br />

El pequeño asustado sin saber qué hacer, con el humo que llegaba de<br />

las calles vecinas, el ruido de las cornetas, y la gente discutiendo,<br />

aturdido sólo comprendía que aquel hombre poco a poco se quedaba sin<br />

aliento, con su mirada perdida en algún recuerdo. Así que tomó la caja y<br />

se fue al centro de la discusión, justo en el lugar del accidente, y desde<br />

allí, frente a todos les gritó:<br />

- ¡Basta! ¡El abuelito necesita ayuda! ¿Qué les pasa? ¿Qué mal<br />

hemos hecho para que se porten así?<br />

La madre del niño al escucharlo y verlo en medio de la calle, corrió<br />

hacia él y lo abrazo. El pequeño con sus ojitos nublados cayó de rodilla,<br />

diciéndole:<br />

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