VE-04 JULIO/AGOSTO 2014

Sueños de arena
Mi hermana Eva es una soñadora impenitente. Ya de pequeña mis
padres le prohibieron ir al cine porque se creía todo lo que veía.
Sabíamos que algo no funcionaba bien en su cabeza, pero en aquella
época no se le dio mayor importancia. De jovencita, seguía soñando.
Más de una vez he tenido que ir a buscarla a los lugares más recónditos
del planeta porque no quería regresar a casa. La última vez, el percance
fue en la India, ella ya había sobrepasado la veintena, y ya estaba casada
con un hindú cuando llegué yo a recogerla.
Todos pensamos que había superado esa tendencia ensoñadora
cuando nacieron sus hijas. Creímos que se había vuelto una persona
cabal y responsable. De hecho, ya no sentía el impulso de dejarlo todo.
Ahora sus hijas han crecido y son mayores, pero hará cosa de un
mes me llamó mi sobrina mayor para decirme que no había regresado
de su periplo por el desierto del Sahara.
¿Cómo la habéis dejado viajar sola?
Yo sí la he encontrado, siempre sé seguir su rastro tras los senderos
como un explorador. Conozco sus gustos y motivaciones porque son los
míos. No ha hecho falta que me convenciera, me quedo a vivir aquí con
ella, en el Atlas, junto a la gran duna, tras las huellas de los hombres
azules.
Malén Carrillo, “Maga” (Sóller, Mallorca)
http://enredadaenlaspalabras.blogspot.com.es
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