21.01.2015 Views

o_19c73vr83oumeue1pn31i8f1nrfa.pdf

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—No necesito hacerlo. Ella puede cuidarse por sí misma. Tú, por otro<br />

lado…<br />

Apunté la puerta.<br />

—Fuera.<br />

Como no se movió, caminé de nuevo hacia él y lo azoté con la almohada.<br />

—¡Dije que te largaras de mi sueño, mentiroso, traidor…!<br />

Me quitó la almohada y me hizo caminar en reversa hasta que me topé con<br />

la pared, sus botas de motociclista rozando mis dedos. Estaba tomando aliento<br />

para terminar mi oración e insultarlo de la peor manera posible, cuando Patch<br />

tiró de la tira elástica de mis bragas y me jaló aún más cerca. Sus ojos eran negro<br />

líquido, su respiración suave y profunda. Me quedé parada de ese modo,<br />

suspendida entre él y la pared, mi pulso acelerándose mientras me volvía más<br />

conciente de su cuerpo y de la masculina esencia de cuero y menta persistente<br />

en su piel. Sentí que mi resistencia comenzaba a decaer.<br />

De pronto, y sin hacerle caso a nada más que a mi propio deseo, enredé<br />

mis dedos en su camisa y lo jalé hacia mí. Se sentía tan bien tenerlo tan cerca<br />

otra vez. Lo extrañaba tanto pero no me había dado cuenta de cuánto hasta este<br />

momento.<br />

—No hagas que me arrepienta de esto —dije, sin aliento.<br />

—No te has arrepentido de mí ni una vez.<br />

Me besó, y yo respondí de una manera tan hambrienta que pensé mis<br />

labios se magullarían. Hice subir mis dedos hasta su cabello, atrayéndolo aún<br />

más cerca. Mi boca estaba sobre la suya, caótica, salvaje y hambrienta. Todas las<br />

desastrosas y complicadas emociones por las que había pasado desde que<br />

habíamos roto se esfumaron, mientras me ahogaba en la loca y compulsiva<br />

necesidad de estar con él.<br />

Sus manos estaban debajo de mi blusa, deslizándose expertamente desde<br />

mi espalda hasta sostenerme contra él. Estaba atrapada entre la pared y su<br />

cuerpo, manejando torpemente los botones de su camisa, mis nudillos rozando<br />

el sólido músculo que había debajo de ella.<br />

Le saqué la camisa por los hombros, aporreando la puerta en mi cerebro,<br />

lo que me advirtió que estaba cometiendo un gran error. No quería escucharme,<br />

porque le tenía miedo a lo que iba a encontrar en el otro lado. Sabía que me<br />

estaba exponiendo a más dolor, pero no podía resistirlo. En todo lo que podía<br />

pensar era que si Patch estaba realmente en mi sueño, esta noche podría ser<br />

nuestro pequeño secreto. Los arcángeles no podían vernos. Aquí, sus reglas<br />

www.LeerLibrosOnline.net

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!