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Dentro de Enzo´s, dos balcones semicirculares se extendían a mi izquierda<br />
y derecha, con una serie de escaleras que conducían al comedor y a la barra. Los<br />
balcones me recordaron a las pasarelas curvadas con vistas al restaurante. Las<br />
mesas en el balcón estaban llenas, pero solo unos pocos rezagados bebían café y<br />
leían el periódico de la mañana manteniéndose en el restaurante.<br />
Con la ayuda de un profundo aliento, bajé las escaleras y me acerqué a la<br />
barra.<br />
–Disculpe, he escuchado que estás contratando camareros –le dije a la<br />
mujer de la barra. Mi voz sonó plana en mis oídos, pero no tuvo la energía<br />
correcta. La mujer de mediana edad de cabello rojo con una etiqueta con su<br />
nombre en la que se leía ROBERTA, miró hacia arriba.<br />
–Me gustaría rellenar una solicitud –conseguí una medio sonrisa, pero de<br />
alguna manera, temía que no fuese creíble.<br />
Roberta se limpió sus manos pecosas a un trapo y vino alrededor de la<br />
barra<br />
–¿Camareros Ya no necesitamos más –respondió.<br />
Aguanté la respiración y sentí la esperanza desinflarse en mi interior. Mi<br />
plan lo era todo. No consideré lo que haría si un paso fallaba. Necesitaba un<br />
plan. Necesitaba ese trabajo. Necesitaba un cuidado control de mi vida para<br />
cada minuto planeado, y cada emoción compartimentada.<br />
–Pero todavía estoy buscando un responsable de la barra de confianza<br />
para el turno de noche, de seis a diez –añadió Roberta.<br />
Yo pardeé, mi labio temblaba levemente por la sorpresa.<br />
–¡Oh! –dije –, eso es... genial<br />
–Por la noche, bajan las luces, llegan los camareros, suena un poco de jazz,<br />
y tratamos de sentirnos más sofisticados. Solía estar muerto después de las<br />
cinco, pero esperamos atraer multitudes – ella explicó –. Tú estás a cargo de<br />
cobrar y escribir las órdenes, a continuación llamas a la cocina. Cuando la<br />
comida esté lista, te encargarás de llevarla a las mesas.<br />
Intenté asentir con la cabeza, decidida a mostrar lo mucho que quería ese<br />
trabajo, sintiendo los pequeños cracks en mis labios al partirse cuando sonreía.<br />
–Eso... suena perfecto –pronuncié con voz ronca.<br />
–¿Tienes alguna experiencia de trabajo<br />
No la tenía. Pero Vee y yo veníamos a Enzo´s unas tres veces por semana.<br />
–Me sé el menú de memoria –dije, comenzando a sentirlo más sólido, más<br />
real. Un trabajo. Todo dependía de eso. Iba a construir una nueva vida.<br />
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