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las voces que hay que oir<br />
pareja y en las relaciones intra e inter familiares. La carga familiar<br />
que asume la familia con un miembro con trastorno mental<br />
grave desemboca en dos formas de estrés y desesperanza. Una<br />
subjetiva, sensación de derrota, culpa, cólera y sentimiento de<br />
inadecuación, y otra objetiva, agotamiento, dificultades económicas<br />
y falta de servicios de atención.<br />
Cuando una persona con un trastorno así vive con su familia<br />
o mantiene un estrecho contacto con ella, ésta tiene una<br />
importante responsabilidad en la recuperación, no solo del<br />
miembro enfermo sino de la vida familiar y personal de cada<br />
uno de sus miembros. Con frecuencia sufrir un trastorno mental<br />
grave desliga a la persona de su participación activa como<br />
individuo en la sociedad. La familia acaba siendo, a menudo,<br />
el recurso más sustancial del que dispone esa persona. A la<br />
vez, como señala García Badaracco, las dinámicas familiares<br />
también pueden ser sostenedoras de patologías, imposibilitando<br />
el desarrollo del “sí mismo”.<br />
Desde el ámbito de la psiquiatría y salud mental el predeterminismo<br />
genético-biológico ha ido dejando paso a las intervenciones<br />
psicosociales en los trastornos mentales graves. Los tratamientos<br />
han ido incorporando una atención más cercana al usuario que<br />
involucra a la familia y con ella a la comunidad.<br />
Si entendemos la familia como un espacio social, y entendemos<br />
la salud mental como una forma satisfactoria de estar<br />
con los otros, entenderemos que la capacidad de enfermar o<br />
curarse se encuentra en cómo la persona se siente mirada por<br />
los demás y cómo mira a los demás.<br />
Ya en 1905 el Dr. Pratt, médico internista en Boston, comprobó<br />
la mejor recuperación de sus enfermos de tuberculosis y<br />
diabetes mellitus, que participaban en charlas y discusiones<br />
comunes junto a sus familias. Naturalmente que desde esos<br />
inicios, hasta la aceptación del grupo de terapia multifamiliar<br />
como valiosa técnica psicoterapéutica en alteraciones emocionales<br />
y conductuales, han transcurrido años y décadas de<br />
trabajo, esfuerzo e investigaciones.<br />
Es en los años 60 cuando el Dr. Jorge García Badaracco da<br />
comienzo en el Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda, de<br />
la ciudad de Buenos Aires, a la experiencia multifamiliar en<br />
familias y pacientes con trastorno mental grave. García Baradacco<br />
explicaba así el origen conceptual de su trabajo: “… al<br />
darme cuenta de que el setting psicoanalítico es intolerable<br />
para los pacientes mentales graves, y conociendo las experiencias<br />
que se estaban haciendo en terapia familiar, que<br />
también presentaban sus limitaciones, concebí una nueva<br />
forma de trabajar con todos los pacientes y familiares en la<br />
sala al mismo tiempo…”.<br />
Empezó desalojando una sala que se usaba como dormitorio,<br />
un espacio amplio, y sentándose en ella a la misma hora cada<br />
día. De forma natural, poco a poco, los pacientes se fueron<br />
sentando a su alrededor y con ellos sus familias y otros allegados,<br />
y también, poco a poco, empezaron a construirse conversaciones<br />
espontáneas. Así nació el primer grupo de terapia<br />
multifamiliar.<br />
En líneas generales se puede considerar que el grupo de terapia<br />
multifamiliar constituye una mini-sociedad que nace<br />
del encuentro y la relación de sus participantes, donde se va<br />
representando el individuo, la familia y la sociedad y donde<br />
se lleva a cabo de forma simultánea una terapia individual,<br />
grupal, familiar y contextual/social.<br />
Características<br />
El grupo es un lugar de llegada. Se diferencia de otras técnicas<br />
terapéuticas de grupo con sujetos sintomáticos, así como<br />
de las intervenciones individuales, la terapia de pareja o de<br />
familia, por ser más amplio, poco selectivo, comunitario, y por<br />
incluir el contexto social de pertenencia de cada miembro.<br />
Esta extensión y amplitud da a todos los participantes igual<br />
protagonismo. En él están incluidos los elementos, nociones<br />
y conceptos esenciales de diferentes modelos y técnicas terapéuticas<br />
grupales: libertad de participación, empatía, cohesión,<br />
ajuste, responsabilidad individual y grupal, permisividad,<br />
aprendizaje social, diferenciación, crecimiento, respeto,<br />
pertenencia etc.<br />
Integra diversos modelos de psicoterapia: el psicoanalítico, el<br />
sistémico y el cognitivo; e incorpora diferentes saberes de diversas<br />
áreas: terapia ocupacional, trabajo social o educación<br />
social. El paciente o usuario siempre está invitado a formar<br />
parte del grupo, responsabilizándolo de su proceso terapéutico<br />
y participando, junto a su familia, en el tratamiento de otros<br />
usuarios y otras familias, en una red de coterapia espontánea y<br />
complementaria junto a los terapeutas conductores.<br />
Quizás lo más sorprendente y enriquecedor que el grupo de<br />
terapia multifamiliar ofrece a los profesionales de la salud<br />
mental es la “horizontalidad”. Las instituciones y sobre todo<br />
los equipos de trabajo en salud mental, evidencian de forma<br />
constante fuertes tendencias en sus dinámicas a la repetición<br />
y a la evitación del contacto con el exterior, por ello el grupo<br />
de terapia multifamiliar es un espacio terapéutico transgresor<br />
con lo establecido pues rompe el hermetismo institucional. Y<br />
como consecuencia de la apertura al exterior, pone en contacto<br />
a la institución y sus equipos con el contexto social,<br />
creando un punto de unión entre individuos, familias y profesionales.<br />
La horizontalidad en los grupos de terapia multifamiliar<br />
nos permite a los profesionales salir de posiciones<br />
de omnipotencia, mostrarnos como somos, sin distancias terapéuticas,<br />
de forma espontánea y sincera, aprendiendo con<br />
y de los usuarios y sus familias a través de una experiencia<br />
compartida.<br />
No es difícil pensar que si ponemos a una persona cuerda en<br />
un contexto loco acabe pensando y comportándose como tal,<br />
pero si por el contrario ponemos a una persona loca en un<br />
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