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las voces que hay que oir<br />
a ellas como a mí misma, que estaban a salvo y no necesitaban<br />
sentirse asustadas. En adelante, establecería límites a las voces,<br />
y trataría de interactuar con ellas de una manera asertiva pero<br />
respetuosa, estableciendo un proceso lento de comunicación y<br />
colaboración en el que podríamos aprender a trabajar juntas y<br />
apoyarnos mutuamente.<br />
A lo largo de todo este proceso, lo que en última instancia<br />
entendería era que cada voz estaba estrechamente relacionada<br />
con aspectos de mi misma y que cada una de ellas expresaba<br />
una emoción abrumadora que no había procesado o resuelto:<br />
recuerdos de un trauma sexual y de abuso, ira, vergüenza,<br />
culpabilidad, baja autoestima… Las voces habían tomado el<br />
lugar de este dolor y le habían dado palabras y, posiblemente,<br />
una de las mayores revelaciones fue cuando me di cuenta de que<br />
las voces más hostiles y agresivas en realidad representan las<br />
partes de mí que habían sido lastimadas más profundamente,<br />
y como tal, eran esas voces las que necesitaban recibir más<br />
compasión y cuidado.<br />
Armada con el conocimiento de que en última instancia, podría<br />
restaurar mi autoestima destrozada, reunir los fragmentos<br />
representados por cada voz, y suspender gradualmente todos<br />
los medicamentos, decidí retornar a la psiquiatría, pero esta vez<br />
desde el otro lado.<br />
Diez años después de la primera voz, finalmente me gradué,<br />
esta vez con el más alto grado en psicología que la universidad<br />
hubiera dado y, un año más tarde, obtuve la maestría más alta,<br />
lo que no está nada mal para una loca. De hecho, una de las<br />
voces en realidad, dictaba las respuestas durante el examen,<br />
lo que técnicamente posiblemente cuenta cómo hacer trampa<br />
(risas).<br />
Como dijo Oscar Wilde, la única cosa peor que hablar de ello es<br />
no hablar de ello. Y también te ayuda en labores de espionaje,<br />
ya que puedes escuchar dos conversaciones simultáneamente.<br />
Así que no todo es malo (risas)<br />
He trabajado en servicios de salud mental, he dado conferencias,<br />
publicado capítulos de libros y artículos académicos, y<br />
argumento, y continuo haciéndolo, sobre la relevancia del<br />
siguiente concepto: para la psiquiatría lo importante no<br />
debería ser lo que está mal en ti sino lo que te ha pasado a<br />
ti. Y durante todo el tiempo, he escuchado mis voces, con las<br />
que finalmente he aprendido a vivir en paz y respeto, lo que<br />
a su vez me pruduce una creciente sensación de compasión,<br />
aceptación y respeto hacia mí misma. Recuerdo el momento<br />
más emotivo y extraordinario cuando apoyando a otra mujer<br />
joven aterrorizada con sus voces, fui plenamente consciente,<br />
por primera vez, de que ya no me sentía así sino que era<br />
finalmente capaz de ayudar a alguien que sí lo estaba.<br />
Ahora estoy muy orgullosa de ser parte de Intervoice, la<br />
organización del Movimiento Internacional de Oyentes de<br />
Voces, una iniciativa inspirada en la obra del profesor Marius<br />
Romme y la doctora Sandra Escher, que ven en el escuchar<br />
voces una estrategia de supervivencia, una sana reacción a<br />
circunstancias de locura, no como un síntoma aberrante de<br />
esquizofrenia a resistir sino como una experiencia compleja,<br />
importante y significativa a ser explorada.<br />
Juntos, promovemos una sociedad que entiende y respete a<br />
quienes oyen voces, apoyen su necesidades individuales y les<br />
valore como ciudadanía de pleno derecho. Este tipo de sociedad<br />
no es solo posible, ya está en su camino. Parafraseando a<br />
Chávez, una vez que comience el cambio social, no se puede<br />
revertir. No pueden humillar a la persona que se siente<br />
orgullosa. No pueden oprimir a la gente que ya no tiene miedo.<br />
Para mí los logros del Movimiento de Oyentes de Voces son un<br />
recordatorio de que empatía, compañerismo, justicia y respeto<br />
son algo más que palabras, son convicciones y creencias, y las<br />
creencias pueden cambiar el mundo.<br />
En los últimos veinte años, el Movimiento de Oyentes de Voces<br />
ha establecido redes de oyentes de voces en veintiséis países<br />
en los cinco continentes, trabajan juntos para promover la<br />
dignidad, solidaridad y empoderamiento de las personas con<br />
enfermedad mental, para crear un nuevo lenguaje y práctica<br />
de esperanza, que se apoya sobre la creencia inquebrantable<br />
en el poder del individuo. Como ha dicho Peter Levine, el<br />
animal humano es un ser único dotado de una capacidad<br />
instintiva para sanar y del espíritu intelectual necesario para<br />
aprovechar esta capacidad innata. En este sentido, para el<br />
movimiento no hay mayor honor o privilegio que facilitar ese<br />
proceso de sanación para alguien, dar testimonio, tender una<br />
mano, compartir la carga de una persona que está sufriendo y<br />
mantener la esperanza de su recuperación. Así como animar<br />
a los sobrevivientes del sufrimiento y la adversidad, a no vivir<br />
nuestras vidas siempre definidas por las cosas perjudiciales que<br />
nos han sucedido.<br />
Somos únicas, somos insustituibles. Lo que hay dentro de<br />
nosotras no puede nunca ser verdaderamente colonizado,<br />
desencajado o quitado. La luz nunca se apaga. Como un<br />
maravilloso médico me dijo una vez, “No me digas lo que otras<br />
personas te han dicho de ti. Háblame de ti”.<br />
MYS 36<br />
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