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las voces que hay que oir<br />

Falta un verdadero sistema<br />

de intervención, en el sentido<br />

de interacción e interrelación,<br />

en el que todos los<br />

ámbitos trabajen e interactúen<br />

de manera coordinada<br />

e integrada en torno a la<br />

persona y SU proceso de<br />

recuperación personal, que<br />

permita pensar globalmente<br />

y actuar localmente.<br />

Apoyo frente a ayuda<br />

Sin embargo, actualmente,<br />

el Trabajo Social continúa<br />

interviniendo de una forma predominantemente asistencial,<br />

idea que inevitablemente lleva a configurar un sistema en el<br />

que una parte ayuda y la otra es ayudada. De esta forma, la<br />

persona queda en un segundo plano, relegada por la ayuda<br />

en sí y dejando paso a una recuperación profesional en lugar<br />

de una recuperación personal. Hablar de procesos de ayuda,<br />

en lugar de apoyo, en Trabajo Social perpetúa la intervención<br />

asistencialista que se supone dejamos atrás. Continúa<br />

situando a las personas en una situación de inferioridad y<br />

dependencia respecto del sistema al que tiene que acudir<br />

para dar respuesta a sus necesidades. Seguimos pensando<br />

en pedir y no en reclamar.<br />

Todo ello supone que hablar de la Carta de Derechos y Deberes<br />

de las Personas con Enfermedad Mental sea una fábula<br />

ya que si no puedo decidir lo que yo quiero, no se están<br />

cumpliendo mis derechos.<br />

Desde nuestra experiencia, sentimos que a las personas con<br />

problemas de salud mental no se las ha animado a opinar<br />

y participar, trabajar, formarse, relacionarse, formar una familia…<br />

y esto, a lo largo de los años, ha perfilado una serie<br />

de características, muchas veces, comunes a estas personas,<br />

a las que les cuesta dar su opinión y hacerse oír, reclamar<br />

sus derechos, sentirse útiles y capaces de afrontar nuevos<br />

proyectos y retos, tener iniciativa. Se las ha tratado y considerado<br />

como inferiores y se les ha hecho creer que realmente<br />

eran menos válidas. Y este estigma hacia las personas que<br />

sufren o han sufrido un trastorno mental se ha convertido<br />

en un autoestigama del que todas las personas somos responsables,<br />

también los/as trabajadores/as sociales, dado el<br />

papel que jugamos en el afrontamiento de los problemas y<br />

necesidades sociales.<br />

La diferencia entre mujeres y hombres<br />

Intentando ir un poco más allá, y con el objetivo<br />

de continuar en la lucha por la igualdad<br />

efectiva entre mujeres y hombres, no podemos<br />

dejar de ponernos las gafas moradas<br />

y aportar una perspectiva feminista en este<br />

análisis de la intervención del Trabajo Social<br />

en Salud Mental. Esta consideración, pasar<br />

por reconocer la doble discriminación que sufren<br />

las mujeres que padecen o han padecido<br />

un trastorno mental, como consecuencia de la<br />

enfermedad y por el hecho de ser mujeres. Es<br />

innegable que las desigualdades entre mujeres<br />

y hombres se siguen manteniendo y perpetuando<br />

en este sistema patriarcal en el que<br />

vivimos, y el campo de la Salud Mental no es ajeno a esto.<br />

El gran peso que la asignación de roles en función del género<br />

ejerce sobre las mujeres nos ha colado en una situación de mayor<br />

vulnerabilidad y desprotección con respecto a los hombres,<br />

a la hora de ponernos enfermas o de sufrir algún tipo de discapacidad.<br />

Somos doblemente cuestionadas si no podemos ejercer<br />

las funciones reproductivas y productivas que la construcción<br />

social nos ha asignado, y dejamos de ser útiles para una<br />

sociedad que únicamente nos ve como cuidadoras y madres.<br />

La doble socialización que se ejerce sobre mujeres y hombres<br />

a lo largo de la vida nos ha enseñado a comportarnos<br />

de manera diferente, a sentir y afrontar las experiencias de<br />

manera diferente. Y es lógico, por tanto, pensar que mujeres<br />

y hombres no sufrimos los problemas de salud mental<br />

de la misma manera, y que el afrontamiento social de estos<br />

problemas debería pasar por la consideración del género de<br />

manera transversal.<br />

Queda un largo camino que recorrer en nuestra lucha por un<br />

enfoque de derechos humanos con perspectiva de género<br />

en el abordaje de la Salud Mental, que rompa con los estereotipos<br />

y prejuicios que nos han acompañado a lo largo de<br />

toda la historia y acabe con la discriminación que sufrimos, a<br />

través del conocimiento y la integración.<br />

Hierbabuena: Asociación para la Salud Mental, entidad sin<br />

ánimo de lucro formada y gestionada por y para personas<br />

con problemas de salud mental, es una organización que trabaja<br />

de forma diferente e innovadora, poniendo en el centro<br />

a las personas, e intentando ofrecer un espacio de participación<br />

que promueva la autonomía personal necesaria para<br />

avanzar en el camino de la recuperación.<br />

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