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mación in situ. A mediados de ese mismo mes, se hizo una preselección<br />
de tres de ellos: uno principal, uno secundario y uno de reserva. En ese<br />
momento, la prioridad la tuvo el teniente coronel Carlos Carreño.<br />
La pregunta surge, inevitable: ¿por qué Carreño?<br />
-En primer lugar, sabíamos que era un militar que no estaba<br />
comprometido en crímenes contra la oposición; si no hubiera sido así,<br />
en vez de secuestrarlo “amigablemente”, quizás habríamos realizado<br />
una operación más contundente. En segundo lugar, sabíamos que era<br />
un hombre profundamente cristiano: iba a ser más receptivo al mensaje<br />
que queríamos enviarle a las fuerzas armadas. Y, en tercer lugar, era el<br />
que tenía menos custodia. Muchos oficiales del ejército chileno cuentan<br />
con protección antisecuestros: Carreño no estaba en esa lista de privilegiados.<br />
El rapto perseguía dos objetivos inmediatos: la publicación en<br />
los medios de prensa nacionales de un manifiesto del Frente Patriótico<br />
y el reparto de víveres, ropa, juguetes y materiales de construcción (por<br />
valor de cien mil dólares) en las trece poblaciones más combativas de<br />
Santiago. Se pensaba secuestrarlo, negociar las dos exigencias y liberarlo<br />
inmediatamente. A pesar de todo, surgieron inconvenientes.<br />
-El chequeo previo fue bastante problemático. Teníamos que<br />
conocer los horarios de salida y de regreso a su casa, aprender sus trayectos,<br />
familiarizarnos con sus rutinas. Se decidió operar en el domicilio<br />
porque el lugar de trabajo, la Fábrica de Maestranza y Armas del<br />
Ejército, está muy vigilado. Pero la casa también presentaba problemas:<br />
está ubicada en el sector La Reina, que es un barrio residencial donde<br />
viven militares, industriales y empresarios. No es un lugar de tránsito.<br />
No hay centros comerciales ni oficinas ni bares ni cines. Es muy fácil<br />
detectar a personas extrañas al lugar. La única gente que llega de afuera<br />
son empleados de servicio, mujeres que van a hacer trabajo doméstico,<br />
jardineros, algún plomero o carpintero.<br />
Pero ése no era el inconveniente principal. Hubo otros, más<br />
graves, que casi frustran el secuestro.<br />
-El lugar está prácticamente rodeado de instalaciones militares<br />
y policiales -explica Simón frente a un plano-. A una cuadra y media<br />
hacia el norte, en Plaza Ossandón, está la Jefatura de Investigaciones<br />
de la Policía Civil y, enfrente, una comisaría de carabineros. Los dos<br />
lugares quedan a un minuto de trayecto en coche. A cuatro cuadras hacia<br />
el sur, a dos minutos de viaje, se encuentra el aeródromo policial de