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Los miembros del Frente Patriótico ya habían visto por la televisión<br />
a Soiza-Piñeiro dando declaraciones en nombre de Precht pero<br />
no le prestaron demasiada atención. Después, a pesar de que el contacto<br />
no había sido previsto y surgió en forma casual en la casa de Hugo<br />
Carreño, consideraron que era posible establecer a través de él un canal<br />
de comunicación y negociación. Su imagen en las pantallas de TV y su<br />
voz en el teléfono evidenciaban que era un hombre decidido. Justo lo<br />
que necesitaban.<br />
El Frente explicó al sacerdote en llamadas posteriores cuáles<br />
eran las condiciones para liberar al militar: la publicación de una proclama<br />
política en todos los medios nacionales, el canje por un prisionero<br />
y el reparto de víveres, ropa, juguetes y materiales de construcción<br />
en trece poblaciones de Santiago. Y se fijó un plazo: las 17 horas del<br />
miércoles 9 de septiembre.<br />
Aunque las demandas estaban dirigidas a la familia, el destinatario<br />
era el gobierno. Los familiares de Carreño, por sí solos, únicamente<br />
podían cumplir la primera exigencia.<br />
Cuando se venció el plazo, Soiza-Piñeiro explicó por teléfono<br />
al Frente Patriótico que algunas condiciones escapaban de sus posibilidades<br />
y solicitó más tiempo para iniciar gestiones. El Frente respondió<br />
que estudiaría la situación. Y se cortó toda comunicación.<br />
La tensión, mientras tanto, crecía a medida que pasaban las<br />
horas. Los allanamientos continuaban en Santiago, barrio por barrio y<br />
casa por casa, con gran despliegue de efectivos armados. Se controlaban<br />
vehículos y transeúntes, y se habían producido varias detenciones.<br />
Los voceros del gobierno declaraban que el caso se solucionaría “en<br />
días, quizás en horas”. El cerco de la Operación Anillo se estrechaba<br />
cada vez más. Paralelamente, comenzaron a circular rumores en toda la<br />
ciudad que predecían lo peor. Los guerrilleros -se especulaba- estaban<br />
acorralados y no tenían ninguna posibilidad de escape.<br />
La ansiedad colectiva llegó a su punto culminante a la una de<br />
la tarde del jueves 10, cuando una joven observó que bajo el puente<br />
Pío Nono, en aguas del río Mapocho, flotaba el cuerpo de un hombre.<br />
Los servicios de seguridad y la prensa llegaron al lugar casi al mismo<br />
tiempo. El operativo de rescate del cuerpo duró varias horas, en medio<br />
del nerviosismo de policías, periodistas y peatones. Más tarde, se comprobó<br />
que el cadáver no era el de Carreño.<br />
Al anochecer, el Frente Patriótico divulgó un comunicado afirmando<br />
que: “El teniente coronel se encuentra en buenas condiciones<br />
físicas y psíquicas”, y distribuyó una carta escrita a mano por el coronel