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-a pesar de sus advertencias acerca de que su vida corría peligro si lo<br />
encontraban- los allanamientos aumentarían.<br />
El general Sinclair había sido muy claro con Loreto Rojas: las<br />
fuerzas armadas no negociaban con terroristas. Y seguirían buscando<br />
hasta dar con el oficial. Ella debería saberlo. Y su esposo, también.<br />
Tres días antes, el general Augusto Pinochet había pronunciado<br />
un discurso para conmemorar los 14 años del golpe militar que el<br />
11 de septiembre de 1973 lo llevó al poder, y también fue claro: “No<br />
se puede actuar con miramientos. ¡Es necesario mano dura! ¡Y con la<br />
mayor dureza posible!”, dijo, levantando la voz.<br />
Por esos días, varios representantes del gobierno complementaron<br />
a coro la voz del solista. Fue como un eco. O como si se hubiera<br />
apretado un botón para producir una reacción en cadena.<br />
El fiscal militar, coronel Fernando Torres, argumentó que el<br />
canje sólo era posible en casos de prisioneros de guerra, entre ejércitos.<br />
Y los combatientes del Frente Patriótico, dijo, eran “delincuentes comunes”.<br />
El ministro de Defensa, vicealmirante Patricio Carvajal, fue<br />
más explícito: “Los miembros de las fuerzas armadas tenemos la doctrina<br />
de que en estos casos no seremos canjeados... Rescatados, quizá;<br />
canjeados, jamás.”<br />
Y el almirante José Toribio Merino, presidente de la Junta Militar,<br />
afirmó: “No se puede transigir con gente que no tiene conciencia<br />
ni tiene compasión ni le importa nada la vida de nadie”. El oficial propuso<br />
al Ministerio del Interior que ofreciera una recompensa de cinco o<br />
seis millones de pesos (entre 25 mil y 30 mil dólares de la época) a quien<br />
entregara una pista sobre el paradero del teniente coronel capturado.<br />
La consigna del gobierno parecía ser la siguiente: no ceder<br />
ante los secuestradores, continuar la búsqueda y hallar al secuestrado.<br />
Como fuera. Vivo o muerto.<br />
Loreto Rojas apeló públicamente, a través de Alfredo Soiza-<br />
Piñeiro, a la generosidad del Frente Patriótico ante la falta de sensibilidad<br />
de las fuerzas armadas. En realidad, ni ella ni el sacerdote lo<br />
plantearon con esas palabras pero así era la sensación que quedaba<br />
flotando en el aire. La familia estaba completamente sola. Había sido<br />
abandonada.<br />
A los 20 días del rapto y a los seis de la entrevista entre la mujer<br />
y Santiago Sinclair, el diario La Época, de la democracia cristiana,<br />
reveló el contenido del cassette que Carlos Carreño había enviado a<br />
Augusto Pinochet. El tono del mensaje era ecuánime y se notaba que