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cumento muy vigente.<br />
Rememora vivencias crueles como la incineración en vida el<br />
3 de julio de 1986 por parte de una patrulla militar, de Carmen Gloria<br />
Quintana y Rodrigo Rojas; este último joven fotógrafo chileno que<br />
debido a las heridas murió a varios kilómetros del lugar donde se produjo<br />
el ataque. O bien se evoca la lucha antidictatorial que mostró su<br />
alto nivel de combatividad el 2 y 3 de julio de 1986, donde se inicia<br />
el declive del régimen dictatorial, y los desesperados intentos por negociar<br />
de la oposición burguesa apoyada por EE.UU, preocupados por<br />
una salida revolucionaria del proceso. Como también los pasajes más<br />
audaces del “Tiranicidio” del 7 de septiembre del mismo año.<br />
Entre los protagonistas y explicando el escenario de la Operación<br />
Príncipe a los redactores de este libro estuvo Raúl Pellegrín,<br />
quien bajo el nombre de “José Miguel”, decía: “Todo giraba en torno<br />
al plebiscito previsto en la Constitución fraudulenta de 1980. Las cúpulas<br />
de los Partidos tradicionales estaban inmersas en esa campaña.<br />
Los partidos opositores, especialmente los agrupados en la Asamblea<br />
de la Civilidad, que impulsaban la movilización de las masas y la lucha<br />
frontal a partir de las manifestaciones del 2 y 3 de julio de 1986,<br />
que alcanzaron un grado muy alto -huelga general, el país paralizado<br />
dos días, creación de zonas liberadas en algunas poblaciones, enfrentamientos<br />
a balazos con la policía-, abandonaron su combatividad”.<br />
“Se produce un retroceso: la cúpula abandona la idea de la derrota de<br />
Pinochet y llama a la desmovilización. En los planteos de la derecha,<br />
esto no es de extrañar. Pero algunos sectores progresistas también se<br />
retiran de la lucha y abandonan la idea de la movilización como elemento<br />
central para terminar con Pinochet. Surge entonces la idea del<br />
cambio desde adentro: enfrentarse dentro de la Constitución fascista<br />
y hacer alianzas incluso con la derecha”.<br />
En este sentido la Operación fue tan oportuna y desestabilizadora<br />
para los intereses en disputa, que puso al descubierto contradictorias<br />
reacciones:<br />
- La oposición burguesa acusó al Frente de violar los derechos<br />
humanos y poner en peligro la salida democrática mientras negociaba<br />
con la dictadura criminal.<br />
- La izquierda tradicional, en particular las cúpulas socialista<br />
y comunista dominadas por el reformismo o la socialdemocracia,<br />
actuaron como ya lo venían haciendo ante las movilizaciones u acciones<br />
combativas contra la perpetuación, denunciando una supuesta<br />
infiltración de la CNI o la DINE, y exigiendo a sus bases no apoyar al