Anuario 2011 - Jesuitas del Perú
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JUSTICIA - <strong>Jesuitas</strong> <strong>del</strong> Perú<br />
Antonio Sánchez Guardamino<br />
y Quico Grande. Por supuesto sin olvidar la<br />
edificación <strong>del</strong> comedor y la biblioteca para<br />
los niños, además de los favores particulares<br />
hechos a numerosas familias y algunos<br />
enfermos. Ante todo, Peter soñó con que un<br />
día estos pueblos lucieran diferentes, con un<br />
desarrollo profundamente humano desde sus<br />
propias raíces culturales. Sin dejar de ser lo que<br />
eran, los quería ver solidarios, preocupados<br />
por las necesidades de los demás, apoyándose<br />
unos a otros, particularmente a los más débiles,<br />
como los ancianos -a quienes visitaba, ayudaba<br />
a limpiar y arreglar sus humildes casas-, los<br />
enfermos y los niños. Para estos organizaba<br />
todos los años una gran fiesta el 31 de Julio,<br />
día de San Ignacio. Los quería ver honestos,<br />
fraternos, respetándose mutuamente y siendo<br />
felices.<br />
Entre las muchas facetas de la rica personalidad<br />
de Peter, no puedo dejar de señalar su aguda<br />
Contagió a todos los que lo conocieron su pasión por Jesús.<br />
inteligencia y mirada abierta hacia el mundo.<br />
Era un lector voraz, por lo que estaba al día<br />
en teología. Es así que manteniendo sus<br />
profundas convicciones, sufría por las posturas<br />
y manifestaciones dogmáticas y excluyentes<br />
de ciertos sectores de la Iglesia. Su espíritu y<br />
mente respiraban ecumenismo, no se le ocurría<br />
preguntar –ni mucho menos hurgar- sobre<br />
sus creencias a quienes se ofrecían a trabajar<br />
con él como voluntarios. Fue un hombre<br />
universal en lo particular, austero consigo<br />
mismo, paciente, libre de espíritu, con alma y<br />
sensibilidad de artista. Sería injusto con Peter<br />
si no menciono lo que constituía el pilar básico<br />
de su personalidad, lo que definía la razón<br />
de su existencia como Jesuita y su obra en el<br />
Perú: por encima de todo fue un hombre de<br />
una honda fe, un verdadero creyente, con las<br />
dudas y dificultades que esto siempre conlleva.<br />
Fue un apasionado de Jesús, quien ejerció<br />
una fascinación tal en él, que marcó su vida<br />
para siempre. Reconociéndose frágil, se sabía<br />
en manos de Dios y en Él ponía su confianza.<br />
Esta fe la transmitía con sencillez y amabilidad<br />
a propios y extraños. Sus reflexiones y sus<br />
palabras calaban hondo en los oyentes, incluso<br />
en aquellos que no compartían la misma fe.<br />
Siempre original y diferente, entendió muy<br />
bien las palabras de Jesús: “Yo soy el camino,<br />
la verdad y la vida”. También hizo vida la<br />
parábola <strong>del</strong> grano de trigo que cae en tierra y<br />
muere en un último gesto de entrega de vida.<br />
Emulando a Jesús, él entregó su vida hasta el<br />
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