Anuario 2011 - Jesuitas del Perú
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ARTE - <strong>Jesuitas</strong> <strong>del</strong> Perú<br />
de los hacendados, complacientes con sus<br />
injusticias y propiciadores <strong>del</strong> absoluto<br />
sometimiento de los indígenas. En un estudio<br />
sobre himnos católicos quechuas se analiza la<br />
obra misionera de la Iglesia como un programa<br />
inteligentemente estructurado para cambiar<br />
la religión aborigen, que considera la vida<br />
“como un hecho triunfal”, en una religión de<br />
temor y que desprecia la vida terrena 19 . Esta<br />
labor es “la que sostendrá el antiguo habitante<br />
peruano durante el periodo de servidumbre,<br />
permitiendo y consagrando al mismo tiempo<br />
la vigencia de tal situación” 20 .<br />
En cambio, se muestra especialmente sensible<br />
a las infiltraciones mágicas en himnos<br />
cristianos 21 . Hay, pues, que incluir en la lucha<br />
de culturas que plantea Arguedas esta tensión<br />
entre las dos religiones, la autóctona y la católica.<br />
Pero ante la referencia frecuente y cordial a los<br />
mitos indígenas, los Wamanis (cerros dioses)<br />
o los ríos y cóndores sagrados, tenemos que<br />
preguntarnos si no hay aquí una increíble<br />
nostalgia de las creencias antiguas, aún<br />
presentes (como no deja a de recordárnoslo<br />
Arguedas) en el mundo indígena.<br />
Ciertamente que la acción novelesca de<br />
sus obras está cada vez más hondamente<br />
invadida por estas tensiones míticas que no<br />
sólo se insinúan en la población mestiza, sino<br />
que llegan a surgir en las actitudes de los<br />
hacendados. Esto cobra aún mayor sentido si<br />
se le opone la reacción violenta contra estas<br />
creencias ancestrales <strong>del</strong> niño protagonista<br />
de los primero relatos (Agua y Los Escoleros).<br />
Pero ya el narrador de Orovilca se yergue al<br />
final de la aventura cómo un personaje de la<br />
religión nativa: “Me escucharon como a un niño<br />
<strong>del</strong>irante, como a un muchacho adicto a las<br />
apariciones e invenciones, como todos los que<br />
viven entre los ríos profundos y las montañas<br />
de los andes” (Orovilca).<br />
Precisamente, cuando años después su novela<br />
Los ríos profundos nos recree el mundo mágico<br />
de un niño muy cercano al que fue Arguedas,<br />
la religión cósmica será el ambiente en el<br />
que el relato se desenvuelva y que penetrará<br />
hondamente en los personajes y en sus<br />
motivaciones.<br />
Cuando en "Todas las sangres" desaparezca el<br />
enfoque autobiográfico, esta vibración religiosa<br />
se extenderá por el paisaje acompañando<br />
la acción de los grupos indígenas y de los<br />
hacendados que se vinculen cordialmente con<br />
la población nativa.<br />
19 Cf. “Los himnos quechuas católicos cuzqueños”, en Folklore Americano III, 3. Lima, Noviembre 1955, págs. 158-161.<br />
20 Ibid., pág. 134.<br />
21 Iid., pág. 137.<br />
<strong>Anuario</strong> <strong>2011</strong> 85